TEGUCIGALPA, HONDURAS. «Seguir a Jesús ante todo y no mirar atrás», ese ese el mensaje de la Iglesia Católica este domingo último de junio para toda la población hondureña.
La eucaristía fue celebrada por el sacerdote Juan Carlos Martínez en la Catedral Metropolitana de Tegucigalpa, San Miguel Arcángel.
Martínez invitó a cada uno de los feligreses a encontrar el corazón del cristianismo. «No hay nada más importante o más bello que seguirlo (a Jesús)».
Del mismo modo, el religioso señaló que «este camino no es sencillo» por lo que «no se puede tomar la decisión de seguir a Jesús por un entusiasmo pasajero. Es un compromiso de toda una vida que humanamente hablando no ofrece garantía de seguridad».
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Dejar que los muertos entierren a sus muertos
Por lo anterior, Martínez pregonó que «deja que los muertos entierren a sus muertos, tu vete a anunciar el reino de Dios», manifestó.
«Es un mundo nuevo (el reino de Dios), es más importante que las familias y las prácticas sociales, por eso le pide que esa ruptura sea total, que no viva en la indecisión, que no retrase su opción, que se olvide totalmente del pasado. Esa es la invitación que nos hace Jesús hoy a cada uno de nosotros», dijo Martínez.
Por otro lado, el presbítero comentó que no seguir a Jesús implica estar en la muerte. «No seguir a Jesús es quedarse en el mundo de los que en realidad están muertos, Él nos enseña así a ir a lo más posible en el camino a nuestra libertad interior».
«Jesús nos invita siempre a ir hacia adelante, Jesús siempre nos ofrece la vida y nos abre a un futuro nuevo. Es el único que puede llenar nuestro corazón con una verdadera alegría», señaló.
Planes en las manos de Dios
Seguidamente, el representante de la iglesia Católica invitó a todos a poner sus planes en las manos de Dios y seguirle.
«Hay que mirar hacia adelante. ¿Hacia dónde se abrirá el surco si no se hace un desastre? Si alguno quiere arar, pero mira hacia atrás, hará cualquier cosa menos guiar bien su arado, sobre todo en una tierra dura y pedregosa», indicó.
Concluyó con un mensaje claro: «El que echa mano al arado y sigue mirando hacia atrás, no sirve para el reino de Dios. No se puede jugar a dos cartas, nada de titubeos, nada de componendas, ninguna concesión a las nostalgias, el seguimiento requiere una opción irrevocable».
