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viernes, abril 19, 2024

HOMILÍA | Durante Domingo de Ramos, pedimos «el triunfo sobre esta pandemia»

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TEGUCIGALPA, HONDURAS. Durante la homilía en la Basílica de Suyapa se celebró el Domingo de Ramos y así se le dio la bienvenida a la Semana Santa del 2021.

La homilía fue presidida por el padre Carlo Magno, rector de la Basílica Menor Nuestra Señora de Suyapa, quien clamó por un triunfo sobre la pandemia del COVID-19 que desde inicios del 2020 tiene en jaque a la población mundial.

«En la fe podemos pedir hoy el triunfo sobre esta pandemia que acecha en el mundo», fue la reflexión del líder religioso ante las decenas de personas que asistieron a celebrar la entrada triunfal de Jesús a Jerusalén.

A causa de la pandemia del COVID-19, la iglesia Católica anunció que las actividades de Semana Santa estarán restringidas. Desde el sábado inició con la Jornada Juvenil de Ramos promovida por la Pastoral Juvenil de la Arquidiócesis de Tegucigalpa de forma virtual.

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Lectura de la homilía de hoy

Evangelio de san Marcos (15,1-39)

C. Apenas se hizo de día, los sumos sacerdotes, con los ancianos, los escribas y el Sanedrín en pleno, se reunieron, y, atando a Jesús, lo llevaron y lo entregaron a Pilato. Pilato le preguntó:
S. «¿Eres tú el rey de los judíos?»
C. Él respondió: «Tú lo dices.»
C. Y los sumos sacerdotes lo acusaban de muchas cosas. Pilato le preguntó de nuevo:
S. «¿No contestas nada? Mira cuántos cargos presentan contra ti.»
C. Jesús no contestó más; de modo que Pilato estaba muy extrañado. Por la fiesta solía soltarse un preso, el que le pidieran.

Estaba en la cárcel un tal Barrabás, con los revoltosos que habían cometido un homicidio en la revuelta. La gente subió y empezó a pedir el indulto de costumbre. Pilato les contestó: S. «¿Queréis que os suelte al rey de los judíos?»
C. Pues sabía que los sumos sacerdotes se lo habían entregado por envidia. Pero los sumos sacerdotes soliviantaron a la gente para que pidieran la libertad de Barrabás. Pilato tomó de nuevo la palabra y les preguntó:
S. «¿Qué hago con el que llamáis rey de los judíos?»
C. Ellos gritaron de nuevo:
S. «¡Crucifícalo!»
C. Pilato les dijo:
S. «Pues ¿qué mal ha hecho?»
C. Ellos gritaron más fuerte:
S. «¡Crucifícalo!»

Soltaron a Barrabás

C. Y Pilato, queriendo dar gusto a la gente, les soltó a Barrabás; y a Jesús, después de azotarlo, lo entregó para que lo crucificaran. Los soldados se lo llevaron al interior del palacio –al pretorio– y reunieron a toda la compañía.

Lo vistieron de púrpura, le pusieron una corona de espinas, que habían trenzado, y comenzaron a hacerle el saludo: S. «¡Salve, rey de los judíos!»

C. Le golpearon la cabeza con una caña, le escupieron; y, doblando las rodillas, se postraban ante él. Terminada la burla, le quitaron la púrpura y le pusieron su ropa. Y lo sacaron para crucificarlo. A uno que pasaba, de vuelta del campo, a Simón de Cirene, el padre de Alejandro y de Rufo, lo forzaron a llevar la cruz.

Y llevaron a Jesús al Gólgota (que quiere decir lugar de «la Calavera»), y le ofrecieron vino con mirra; pero él no lo aceptó. Lo crucificaron y se repartieron sus ropas, echándolas a suerte, para ver lo que se llevaba cada uno. Era media mañana cuando lo crucificaron.


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