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sábado, abril 20, 2024

Homilía: A los políticos parece que se les ha olvidado el bien común

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TEGUCIGALPA, HONDURAS. En la homilía de este domingo 31 de mayo, el cardenal Óscar Andrés Rodríguez, desde la Basílica Nuestra Señora de Suyapa, celebró junto a los feligreses de la Iglesia Católica el Pentecostés 2020.

Rodríguez leyó desde el altar que «Jesús exhaló el viento sobre ellos y les dijo, ‘reciban el Espíritu Santo’, este es el evangelio que hoy se ha proclamado. Jesús resucitado exhala su aliento sobre sus discípulos que estaban sin aliento y atenazados por el miedo».

El arzobispo de Tegucigalpa, manifestó que Jesús hoy exhala su aliento de vida sobre todos nosotros, sobre cada ser humano. El señor bendice a todo el mundo a toda Honduras sin excepción.

Este día, se cumple aquella promesa de Jesús «si no me voy no vendrá a ustedes el Espíritu Santo que yo les enviaré». Lo primero que menciona es la situación de la comunidad luego de la muerte de Jesús, donde todas las puertas permanecían cerradas a causa del miedo.

«Esta expresión manifiesta el miedo e inseguridad con que vivían los discípulos que aún no tenía la experiencia de Jesús resucitado, pero el Espíritu Santo transformó a los discípulos y les hizo abrir las puertas del cenáculo que estaban cerradas por miedo», señaló el cardenal.

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Cardenal Rodríguez: «El miedo nos cierra a la vida»

A pesar de las puertas cerradas, el señor logra siempre cruzarlas y ofrece paz. Pero, ¿estaremos nosotros con las puertas cerradas a él?, cuestionó Rodríguez. En ese sentido, recordó a la feligresía católica, en sus inicios también vivió momentos de aislamiento y confinamiento, miedo e incertidumbre.

Hay que imaginar hoy que Jesús resucitado ingresa a nuestras casas para abrir todo lo que permanece cerrado, todo lo bueno, todo lo bello que permanece ahogado dentro de nosotros y traerlo de nuevo a la vida «el miedo es lo que nos cierra a la vida», dijo Rodríguez.

«Cuando el Espíritu Santo está ausente, hay división en las comunidades, vienen enfrentamientos, envidias y murmuraciones. Sin el Espíritu Santo en nuestra vida, iglesia y relaciones humanas, nos convertimos en la Torre de Babel, vivimos en la confusión sin lograr entender», advirtió el cardenal Rodríguez.

Para construir la nueva normalidad que tanto deseamos, se debe nutrir la esperanza, la normalidad no será volver atrás, con los mismos vicios y pecados, porque eso sería volver a contagiarse.

«La nueva normalidad será un pueblo más sano espiritualmente y físicamente, un pueblo más solidario, sin volver a lo vicios del pasado. Porque, hay una politiquería que parece que se le ha olvidado el bien común. Un virus quiso paralizarnos, pero el Espíritu Santo nos trae el don de la fortaleza para vencerlo», apuntó.

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