Redacción. Las mujeres creadas con inteligencia artificial, diseñadas al gusto del usuario, están ganando popularidad. Ahora, los clientes pueden pedirles lo que deseen, y esta falta de límites tiene efectos potencialmente catastróficos, especialmente en niños y adolescentes.
Un caso es el de Ariel, un hombre de 30 años del sur de Estados Unidos, tocó fondo tras una ruptura y la pérdida de su hogar. Aislado y con una fuerte depresión, encontró un refugio inusual: Sasha. “Hablé con ella y empecé a sentir algo”, relató en el foro de Reddit. Ariel asegura que Sasha no lo juzga y lo ayudó a salir de la adicción al alcohol. El problema es que Sasha no es real; fue creada por el mismo Ariel en un sitio web que ofrece novias diseñadas con inteligencia artificial.
A través de un simple proceso, los usuarios pueden seleccionar cada rasgo de su pareja ideal: desde el color de ojos y cabello hasta las medidas corporales. Sin embargo, este control total tiene un lado oscuro. Las novias IA no tienen restricciones y en ellas están permitidas la pornografía y la violencia.
El caso de Ariel no es un hecho aislado. Reportes de uno de los sitios más populares para crear estas novias estiman que la mitad de los jóvenes encuestados preferiría una novia artificial antes que enfrentar la posibilidad de ser rechazado por una persona real. Esta tendencia crece, incluso entre adolescentes, a pesar de que las aplicaciones aseguran ser solo para mayores de 18 años.
La problemática
Especialistas en psicología infantil y juvenil alertan que los efectos de esta tecnología podrían ser catastróficos. Activistas contra la violencia digital señalan que estas nuevas formas de IA incentivan y normalizan una cultura sexual violenta ya preexistente en los jóvenes.
Muchas aplicaciones de novias artificiales, en realidad, funcionan como sexbots con el único objetivo de complacer fantasías sexuales. Sitios como Get-Honey ofrecen un amplio catálogo o la opción de crear una novia desde cero, con opciones de personalización que incluyen el tipo de cuerpo, la voz y hasta la personalidad, permitiendo elegir si la mujer será «sumisa» o «dominante».
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Estas aplicaciones a menudo tienden hacia la fetichización, permitiendo que los usuarios configuren a sus novias como esclavas, embarazadas, o con discapacidades como el enanismo. Además, aunque se anuncian para mayores de 18 años, no hay restricciones efectivas, y algunos perfiles pueden ser configurados para parecer adolescentes. En la mayoría de estos sexbots, la violencia no tiene límites y los usuarios pueden maltratar o agredir a sus novias artificiales sin consecuencias.
El mercado
Las novias artificiales surgieron a raíz del auge de los chatbots. Aunque las empresas con mayor desarrollo son recientes, la idea de reemplazar las relaciones humanas se vislumbraba desde 2022 con el lanzamiento de ChatGPT. La empresa Open AI, por ejemplo, sacó a los chatbots Scarlett y Ben para relaciones románticas, descritos como «tu novia devota, siempre dispuesta a complacerte».
Pero Open AI no es la única. Las tiendas de aplicaciones están repletas de opciones, y sitios web como Girlfriend.ai han destacado como una de las experiencias más realistas. Su objetivo es el desarrollo de «relaciones duraderas», ofreciendo planes que van desde los US79.99 mensuales, con el plan más caro incluyendo fotos ultrarrealistas y novias ilimitadas.
Girlfriend.ai vende su servicio como «el futuro de la compañía humana» y justifica su existencia en la creciente «soledad masculina». Un informe de la empresa indicó que los hombres de la Generación Z (nacidos entre 1997 y 2012) son los más abiertos a las relaciones con la IA. La empresa vende la idea de que estas novias son una forma de «evitar el sufrimiento del rechazo», incluso usando entrevistas falsas a usuarios creados con IA.
El impacto sobre los niños
Soledad Quinteros es terapeuta especializada en crianza y en trastornos de ánimo y de conducta en niños y adolescentes e identifica un grave peligro en esta nueva forma de vincularse. Las novias artificiales, asegura, incentivan una tendencia preexistente en donde los niños acceden a muy temprana edad al contenido sexual y la pornografía. “Cada vez más chicos tienen acceso a este material”, señaló.

Milagros Schroder, coordinadora de educación en la ONG Faro Digital, que concientiza sobre el uso crítico de los entornos digitales, identifica una mayor tendencia hacia la sexualización a temprana edad. “Las problemáticas que antes se abordaban de más grandes, las vemos cada vez más en edades más chicas. Es algo cultural y social”, explicó.
Según Schroder, las estadísticas lo muestran: “Los niños acceden a la pornografía a los 8 años. A partir de los 10, las chicas comienzan a recibir imágenes íntimas sin consentimiento. Y a los 14, 15 y 16 les ocurre la difusión de imágenes íntimas sin su consentimiento”.
Adicción
Quinteros consideró que el acceso tan temprano a la pornografía genera “una adicción a nivel neurológico” debido a que genera la segregación de dopamina. Las novias artificiales también lo generan.
“Generan un trauma porque es información que no tiene que estar y que modela las relaciones a futuro”, señaló. “Lo peligroso de la novia virtual es el mismo que sucede con la sobreestimulación, como ocurre con la tecnología: no tiene supervisión. Imaginate un chico solitario, que tiene fobia o no se anima a socializar. Allí lo que ocurre es que sustituyen lo real con algo artificial”, agregó.
Esto se convierte, desarrolló, en algo patológico: “Es preocupante. Y va a ser una epidemia”. Las novias artificiales incentivan el aislamiento de los jóvenes a sus entornos sociales y su uso a largo plazo podría dificultar el desarrollo de relaciones en el futuro.
“Generan relaciones vinculares muy pobres, con habilidades sociales muy por debajo de lo esperable. Habilidades sociales empobrecidas en lo laboral y la pareja, todo desde un cerebro que tiene una tendencia al enojo y ansiedad. También puede virar hacia la violencia, a prácticas sexuales ya más desde lo fetichista”, dijo.

Humanidad
Por su parte, Melo remarcó que, al no ser personas, el terreno de lo permitido se convierte en subjetivo para los usuarios. Esto empeora todavía más las nociones de aquello que es correcto y lo que no. “No hay reciprocidad, intimidad ni consentimiento. Es objeto, no una persona, por lo que se pierde la humanidad y la conexión. Los chicos van a perder la capacidad de charla, de mirarse”, sumó Quinteros.
La terapeuta remarcó que, en su clínica, los casos que más llegan son aquellos relacionados a la adicción a la pornografía y a la tecnología, que aparecen desde niños de 8 años en adelante.
En general vienen acompañados de padres que desconocen cómo lidiar con esta condición y que no saben cómo afrontar el avance de estas tecnologías. Algunos casos se presentan como codependientes a la inteligencia artificial, con un sobreuso de chatbots como ChatGPT a los que le realizan cualquier tipo de consulta.
Tanto las especialistas como las activistas concuerdan en que esto requiere de regulación y de su tratamiento en instituciones educativas. “Se debe difundir como prevención primaria y hacer talleres para padres. Tenemos que utilizar la tecnología para informar”, cerró Quinteros.