AFP.- Carlos III y su esposa Camila serán coronados este sábado en una fastuosa ceremonia en Londres, donde miles de admiradores y algunos detractores esperan marcar un evento inédito en el Reino Unido desde hacía 70 años.
«Es muy emocionante, ninguno de nosotros vivió una coronación«, dijo a la AFP Karen Chamberlain, de 57 años, empleada de una organización benéfica, que viajó con su familia desde Birmingham, en el centro de Inglaterra.
«Nuestra madre vino a Londres en 1953» para la coronación de Isabel II, explicó. «Con suerte seguiremos aquí cuando Guillermo se convierta en rey», agregó en referencia al heredero al trono, de 40 años, mientras se preparaba para ver el cortejo de la pareja real por el Mall.
A partir de las 09h20 GMT, el rey, de 74 años, y la reina, de 75, desfilarán por esa gran avenida del centro de la ciudad en una moderna carroza desde el Palacio de Buckingham hasta la cercana Abadía de Westminster, un lugar clave en la historia de la monarquía británica.
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En la imponente iglesia gótica les esperarán unos 2.300 invitados, incluidos figuras y líderes internacionales como la primera dama estadounidense Jill Biden, el presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva o los reyes Felipe VI y Letizia de España, además de cientos de representantes de la sociedad civil británica.
Ante sus ojos, y los de millones de telespectadores, serán consagrados en la cima de la monarquía británica, ocho meses después de subir al trono tras la muerte de Isabel II, que reinó durante siete décadas.
– Protesta antimonárquica –
Aunque el rey quiso una ceremonia más moderna y sencilla que la de su madre, en un contexto de grave crisis por el disparado coste de la vida, esta se desarrollará según un pomposo ritual prácticamente inmutable desde hace mil años, único entre las monarquías europeas.
Saldrán a relucir tres coronas engarzadas de diamantes y piedras preciosas, varios ropajes antiguos bordados con oro que el rey irá vistiendo en distintas fases de la ceremonia, tres cetros y un par de espuelas de oro.
En un guiño a preocupaciones modernas, el óleo que se usará en la unción será vegano. Aunque consagrado como lo exige la tradición en la iglesia del Santo Sepulcro de Jerusalén, donde los cristianos afirman que fue enterrado Jesús.
En la parte considerada más sagrada de la ceremonia, el arzobispo de Canterbury, líder espiritual de la Iglesia de Inglaterra, de la cual el rey es jefe máximo, ungirá las manos, el pecho y la cabeza de Carlos III y de Camila, ocultos de la vista de todos por una pantalla.
Previamente, el monarca habrá sido presentado a los asistentes, que lo reconocerán con salvas y resonar de trompetas. Y con la mano sobre la Biblia, prestará juramento.
La parte central de la acto llegará cuando el arzobispo Justin Welby coloque sobre su cabeza la espectacular corona de San Eduardo, que solo se lleva en el momento de la coronación.
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Sustituyendo el tradicional homenaje de los aristócratas, el religioso invitará a todas las personas, desde donde estén viendo o escuchando, a jurar lealtad al nuevo rey, una primicia histórica que busca la democratización de la ceremonia, pero que provocó fuertes críticas de los antimonárquicos.
Estos opositores, minoritarios pero en ascenso, se reunirán en la céntrica Trafalgar Square convocados por el grupo «Republic» para abuchear a un monarca que les gustaría remplazar por un jefe de Estado electo.
– «Una nueva era» –
Acompañados por miles de militares en uniforme de gala y miembros de la realeza, los monarcas regresarán en una nueva procesión, esta vez en una vieja carroza dorada del siglo XVIII, al Palacio de Buckingham, donde los miembros en activo de la monarquía saludarán a la multitud desde su célebre balcón.
Enrique, de 38 años, hijo menor de Carlos y enemistado con la familia real, asistirá a la coronación sin su esposa, la estadounidense Meghan Markle, que se quedó en California con sus dos hijos.
No se prevé que salga al balcón, salvo que haya un gesto de reconciliación entre la familia y el príncipe, que en varias entrevistas, un documental y un libro de memorias lanzó duras críticas contra la monarquía, especialmente contra la reina Camila y su hermano Guillermo.
Las campanas repicarán en todo el Reino Unido para marcar esta histórica ocasión, que será saludada con salvas de cañón desde Hyde Park y la Torre de Londres.
«Ningún otro país podría ofrecer un espectáculo tan deslumbrante: las procesiones, la pompa, las ceremonias y las fiestas callejeras», afirmó el primer ministro británico, el conservador Rishi Sunak.
«Pero no es sólo un espectáculo. Es una orgullosa expresión de nuestra historia, cultura y tradiciones. Una vívida demostración del carácter moderno de nuestro país. Y un apreciado ritual a través del cual nace una nueva era», agregó.