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jueves, marzo 28, 2024

HISTORIA HUMANA-Josué Escobar: «Los médicos decían que moriría»

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TEGUCIGALPA, HONDURASJosué Escobar es un joven que, con apenas 19 años de edad ha vivido muchas etapas que lo han transformado, y aunque la mayoría han sido difíciles, él ha sacado lo mejor de cada una.

Se describe como un luchador y soñador lleno de metas por cumplir. Un joven que trabajó cargando ladrillos con uno de sus tíos cuando apenas tenía solo 8 años, y que al cumplir los 18 pasó por un problema médico, que a pesar que no era serio, los médicos lo daban por muerto. Pero como él mismo dice: “renací como el fénix porque en todo momento confié en Dios”.

Por eso, tras ese fuerte proceso regresó como el relacionador público, coordinador de eventos, imagen y guía del Museo y Casa Morazán. Él señaló que su historia es para todos aquellos que no tienen esperanzas, para quienes no creen en Dios. Aprovechó para invitar a que todo el que actualmente pasa por un momento de angustia, empiece a creer ciegamente en Dios y verá los resultados en su vida.

«El Principito, cuando yo leí este libro supe que la literatura sería parte de mi vida»

Josué Escobar nació en Juticalpa, Olancho, recuerda que en su infancia hubo momentos felices y otros no tanto, ya que siempre hubo muchas carencias en su hogar.

“Fui un niño a quien le tocó trabajar desde muy pequeño para poder salir adelante, pagar mis estudios. Realmente siento que viví cosas que no eran para un niño, tuve que madurar y hacer cosas de un apersona de mayor edad siempre”, sostuvo.

“Recuerdo todo muy bien, hay una cosa que me marcó de pequeño. Recuerdo a mi maestra de primer grado, cuando me regaló un libro que acompañó siempre, El Principito. Cuando yo leí este libro supe que la literatura sería parte de mi vida», relató.

Josué señaló que este libro lo acobijó en momentos donde se sentía solo por la ausencia de su padre, por no tener a su madre, y en momentos tristes. «Cada frase que leía de ese libro me conectaba a un mundo especial sin necesidad de tener regalos, juguetes u otras cosas materiales”.

Cuenta que para él la felicidad de aquellos días era meterse bajo una mesa con una vela y leer El Principito. Este libro me educó porque con él termine de aprender a leer, “siempre será mi favorito”, afirmó.

«Cuando mi maestra me lo regaló me dijo: ‘este libro va a formar parte de tu vida siempre, no necesitas más que el poder de la lectura y de la historia’, contó.

“Siempre tenía la meta de superarme en mi cabeza»

Josué creció con sus hermanos, su hermana mayor se convirtió en su figura materna, quien le inculcó valores. En casa siempre habían muchas carencias, faltaba comida y otras cosas.  «Yo miraba a mi alrededor y miraba muchas carencia, yo no quería eso», recordó.

«Miraba a mis compañeros de escuela con sus uniformes y yo pues no tenía esas facilidades. Mis maestros me sacaban de clases por no tener los zapatos correctos, y tengo que decir que muchos maestros son bastante crueles porque no deben quitar el pan del saber a un alumno solo porque las carencias económicas no le permitan andar el uniforme ‘correcto'».

“Siempre tenía la meta de superarme en mi cabeza, pero siempre de manera honrada. Trabajé desde los 8 años, acompañaba a pintar casas a uno de mis tíos, o en obras de albañilería. Así trabajé todo ese tiempo hasta que logré graduarme del colegio”.

Cuando Josué salió del colegio pudo empezar a trabajar en otras áreas, como por ejemplo, en bancos y algunas oficinas. “Eso me dio más estabilidad económica para pagar mis estudios universitarios”. detalló.

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«Hay jóvenes a quienes les dan todo, pero pésimos hijos, no lo aprovechan»

“A nuestros hijos hay que criarlos con un poco de hambre para que entiendan el valor de las cosas. Hay padres que le dan todo a sus hijos, pero no hay disciplina, terminan por tenerlo todo fácil y sin lograr nada”.

“Pasé por educación pública, luego a la educación privada con mucho esfuerzo de mi trabajo. Tengo compañeros a quienes sus padres les han dado todo, pero son malos hijos, pésimos estudiantes, caen en vicios, en vez de estudiar andan en cosas que no te dejan nada bueno. Creo que mi visión es muy diferente a la de la mayoría de los jóvenes de estos tiempos”.

No importa cuáles son tus raíces sino la dirección que deseas tomar en la vida, dice Josué. “Yo he llegado a donde jamás pensé, pero sí luché por esto, y lo que siembras para bien te da buenas cosechas y el esfuerzo del día a día te lleva al éxito”.

Josué vive en Tegucigalpa desde los 9 años, para él no fue tan fácil el cambio del campo a la ciudad, ya que observó que incluso hasta la actitud de las personas es muy diferente en la capital.

Pruebas que te marcan pero que te fortalecen

“Yo sé que hay gente que me ve y ni se imagina por todo lo que he pasado. El proceso que más me ha marcado, ahora no lo veo como le veía en aquel momento”, indicó.

El momento crucial de la vida de Josué empezó a inicios del año 2019, empezó a sentir malestares muy fuertes en su abdomen. Aunque gastó mucho en atención médica en clínicas privadas, no lograron encontrar lo que tenía. Los días seguían pasando y su salud se complicaba más.

Un día en una de las clínicas privadas que visitó, lo remitieron de emergencia al Hospital Escuela, para que le realizaran una extracción de apéndice. Sin embargo, los médicos lo dejaron varios días en espera hasta que el problema se agravó demasiado y su apéndice sufrió una rotura.

«Fui testigo del trato que el sistema Salud le da a las personas»

“Bajé mucho de peso, tenía un buen trabajo y lo perdí, pero renací como el ave fénix. No se me olvida cuando los médicos les decían a mis familiares que mejor me llevaran a casa porque me iba a morir. En quienes tenía la esperanza me decían que me iba a morir, me trataron pésimamente y fui testigo del trato que el sistema de Salud le da a las personas, sin nada de humanidad”.

Cuando Josué se dio cuenta de que quienes debían sanarlo en realidad lo daban por muerto, entendió que el único en quien podía confiar y refugiarse era Dios. En dos ocasiones los médicos lo enviaron de regreso a casa solo para volver de emergencia y estar interno nuevamente, porque al no operarlo cuando era el momento y dejar pasar los días, semanas que se convirtieron en meses, su cuerpo se contaminaba más.

“Los médicos me echaban del hospital, uno de los médicos me decía que los medicamentos que para mí mejor los utilizaría en alguien que de verdad los necesitara. No me atendían solo recibía sus malos tratos, aunque yo jamás me dejé, a otras personas que eran muy humildes los trataban aun peor”.

A los dos meses la salud de Josué estaba aún peor, ya no podía comer, en su piel salieron manchas y los dolores en su abdomen eran cada vez más intensos. Vomitaba sangre, orinaba sangre y sus familiares decidieron que era mejor llevarlo fuera del país para que recibiera la atención medica que le negaban en el país, ya que los médicos del Hospital Escuela solo esperaban su muerte, pero no le brindaban un poco de atención.

«Estuve hospitalizado, solo esperando a morir como decían los médicos»

Finalmente, con mucho esfuerzo, lograron juntar el dinero y lo trasladaron a un hospital de emergencias de Panamá. Sin embargo, la atención de los médicos panameños era impresionante, y desde que entró a la sala de urgencias le dieron la atención médica que necesitaba desde hace meses atrás.

“Estuve enero y febrero hospitalizado en Honduras, solo esperando a morir como decían los médicos. Luego, estuve un mes en Panamá, pero ahí me salvaron la vida, claro con la ayuda de Dios ya que resistí demasiado hasta que mis hermanos me trasladaron a Panamá y me atendieron como se debía”.

“Yo tenía algo leve que se agravó porque no me atendieron de inmediato, y no querían atenderme. Por eso cuando llegué a Panamá, los médicos asombrados me dijeron que no entendía como pude resistir meses con mi cuerpo contaminado por dentro, decían que en la mayoría de los casos las personas solo sobreviven algunos días, y yo pasé en ese estado más de dos meses.”

Cuando me operaron y ya estaba listo para regresar a Honduras lo médicos de Panamá me aplaudieron me decían que era un guerrero, que solo podía ser Dios, porque me recuperé de algo que a muchos ha llevado a la muerte”.

«Yo que ustedes no gasto dinero en ese muchacho»

«Siempre que puedo le cuento a las personas mi historia, y no  hay gente que me comenta que algún familiar o conocido le pasó lo mismo pero no sobrevivieron, por eso me dicen que he de tener un buen propósito en la vida porque yo sigo aquí, sobreviví».

Josué también relató: «Incluso estuve consumiendo un medicamento que en lugar de reponerme me estaba matando. Yo hago una dura critica al sector Salud de mi país, porque siento que no están siquiera intentando hacer lo que deberían. Es cierto que hay problemas en ese y otro sectores pero no deben desquitarse con los pacientes».

Contó que incluso uno de los médicos del Hospital Escuela, antes de que lo llevaran a Panamá, dijo: «Yo que ustedes no gasto dinero en ese muchacho, mejor hay que comprarle el cajón donde después tendrán que enterrarlo. Yo seguía respirando y ya me daban por muerto», dijo Josué.

«Ya vencí lo peor»

«Incluso cunado llegué a Panamá me dijeron que tenía poco tiempo de vida, no me daban noticias alentadoras, mis órganos y mi cuerpo estaban bastante afectados. Sin embargo, la diferencia es que ellos me atendieron con una ética profesional y sensibilidad que no me dieron en mi propio país», recordó.

Los médicos decían que harían los mayores esfuerzos recuerda Josué, solo le daban 1% de un 100% de posibilidades de sobrevivir. Primero, le realizaron dos cirugías y las soportó, luego tuvo que seguir recuperándose, y hasta el día de hoy tiene cirugías pendientes, pero él muy seguro dice «ya vencí lo peor».

«Las cosas las decide Dios, y si me levantó después de este acontecimiento tan duro por el que pasé es porque él quiso. Estuve meses revolcándome me de dolor en una cama y ahora estoy aquí hablándote de lo que me pasó, con nuevas metas, sueños por cumplir, con un trabajo hermoso. Dios no hace nada a medias».

«Yo antes de mi proceso, trabajé en varios medios de comunicación incluso, lugares donde lamentablemente se vive de imagen, una que muchas veces es falsa, también laboré en le teatro. Estaba acostumbrado a que me resaltaran por el físico».

El libro de Job: «Ahí me aferré más a la vida»

Cuenta que un día su hermana lo visito en su cuarto de hospital y llevó una Biblia, pero él no la leía, solo la colocó en su mesita de noche, pero un día, por la mañana sin fijarse golpeó el libro sagrado y lo botó al suelo. «Se abrió en el libro de Job y lo empecé a leer, ahí me aferré más a la vida».

«Las cosas se iban poniendo más difíciles, pero solo decidí confiar en Dios y que hiciera lo que él sabía que era mejore para mi vida. Luego de decidir eso, empecé a notar mejorías y dejé también de ser ese ser humano vacío que era antes de que me enfermara».

«De mi mejor amiga que estaba en Honduras, aprendí a dejar de vivir del pasado, ella siempre me decía en esos días que viviera el hoy, y que dejara el pasado, me decía ‘vive el hoy amigo’, y eso hago ahora vivir el presente porque es lo que tenés», resaltó.

Siempre hay un nuevo comienzo

Cuando recibió la llamada para ofrecerle empleo en el Museo y Casa Morazán, él aún pasaba por su etapa de recuperación. Inicialmente, creyó que la oferta de empleo era solo para realizar material digital sobre el museo, como fotografías.

«Cuando me reuní con mi actual jefe, a quien veo como un padre, él me dijo que necesitaba alguien que conociera de historia, que dé conferencias en el museo, que atienda a los visitantes, que dé una imagen jovial pero también educativa del museo. Lo primero que hice fue empaparme de historia y aprender todo lo necesario y sigo haciéndolo».

Con mucha alegría manifestó que lo que más disfruta es cuando llegan centros educativo y universidades y extranjeros, pues le encanta darles conferencias y hablarles de la memoria de Morazán. Señala que hay muchos niños y jóvenes que les gusta aprender e interactuar con él.

Josué actualmente sigue con sus estudios en el área de comunicaciones, e iniciando su carrera de Historia. Además, prepara un libro, el cual escribió mientras estuvo interno y recuperándose en el hospital para contar su historia «a todo le que esté pasando por un proceso de renovación».

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