HISTORIA HUMANA: José Estrada, el zapatero que construyó un futuro para su hijo

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Don Chilo se siente orgulloso del oficio que aprendió, el cual le ha ayudó a desarrollarse en la vida.

TEGUCIGALPA, HONDURAS. José Isidro Estrada, de 62 años de edad y originario de San Juancito, Francisco Morazán, es un señor que a pesar de las dificultades de la vida, siempre se ha mantenido optimista para luchar cada día por salir no solo él adelante, sino también, toda su familia.

Estrada, que entre sus amistades, seres queridos y personas que lo aprecian lo llaman «Chilo«, recordó parte de su infancia y el momento en el que aprendió un oficio, ya que la situación así lo exigía.

En ese sentido, cabizbajo, con una voz entrecortada y brillo en sus ojos, haciendo un esfuerzo por contener las lágrimas, dijo lo siguiente: «Mis padres eran pobres, humildes, mi mamá tuvo 9 hijos y sucedió que los costos eran extremadamente grandes en el hogar, que aprendimos oficios todos mis hermanos».

Chilo señaló, que pese a ser de familia pobre nunca faltó en su casa una buena enseñanza,  llena de valores y el respeto hacia los demás.

Aún con el primer impedimento que es la pobreza y la falta de oportunidades, por las cuales, pasan muchas familias hondureñas, expresó, que su sueño no sólo era aprender el oficio de la zapatería, sino ser un profesional.

«Pero yo no quería solo la zapatería, yo quería ser profesional. Entré a estudiar, el caso de mi mamá fue que no podía costear los estudios tras terminar la primaria».

En virtud de lo anterior, Chilo explicó que luego de la escuela se ponía a ver a los adultos a trabajar en la elaboración de zapatos y de esa forma fue que aprendió.

«Entonces me puse a ver y trabajar. Así fue como me inicié, me empezó a gustar la zapatería».

El compraba sus propios útiles

Asimismo, detalló que a los 12 años que entró a la secundaria empezó a trabajar y a estudiar de noche para salir adelante.

«Cuando entro al colegio tenía 12 años, como mi mamá no podía comprarme los útiles, entonces empecé a los 12 años. Como de pequeño miraba, aprendí rápido solo observando, porque antes solo era observar y venía la práctica».

Seguidamente, Estrada manifestó ser un verdadero artesano, ya que en la actualidad los zapatos producidos no son de calidad. Esto, debido a que son hechos en masas y no se les da el proceso adecuado para su elaboración.

«El zapato completamente de un artesano le puede durar hasta 3 años. Por esa razón, la mano de obra calificada se está yendo de Honduras».

Por lo anterior, aclaró que son pocos los artesanos que quedan, y esos que aún persisten el paso del tiempo, deben enseñarle a la nueva generación todo ese largo proceso de la zapatería.

Y agregó: «Para qué salga otra vez la mano de obra calificada y así poder competir nosotros con los otros países».

Al mismo tiempo, Chilo lamentó que actualmente se están comprando los materiales muy caros. Además, que el calzado que proviene del exterior es más barato.

Por ende, destacó que no pueden competir con las grandes empresas. Sumado a ello, aseguró que el gobierno no se preocupa por brindar un mano a los pequeños productores.

«Pero, va a haber algún gobierno que se va a preocupar por el pequeño artesano. Porque el pequeño artesano es el que crea los modelos, y si no se rescata ese pequeño grupo de zapateros no va a haber creatividad en nuestro país. Por eso los gobiernos tienen que enfocarse en los pequeños productores, porque es la base del empleo que existe en Honduras», dilucidó.

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La sordera truncó el deseo de ser profesional a José Estrada

Más adelante, Estrada relató que logró graduarse de perito mercantil trabajando de día y estudiando de noche. A su vez, ingresó a la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH).

Sin embargo, la pérdida de audición en su oído derecho, y al no tener una herramienta que le ayudara a solucionar ese problema, declinó de seguir estudiando. Cabe decir, que debido al esfuerzo de tratar de escuchar sufría constante mareos en los salones de clases.

«Me gradué con mi propio esfuerzo, trabajando en el día y estudiando en la noche, entonces entré a la universidad. Pero, por cuestiones de salud, quedé casi sordo por completo, y eso fue lo que me hizo declinar en el estudio».

Estrada mencionó, que quería estudiar psicología, luego sacar psiquiatría. Esto, debido a que le gustaban las carreras de servicio hacia los demás.

«Me gustaba esa carrera, carreras de vocación, de servicio. Siempre me gustó ese tipo de carreras», subrayó Estrada.

Entre tanto, Chilo apuntó que grandes personajes a lo largo de su vida fueron zapateros. Y pormenorizó que «nosotros los zapateros, somos personas que no nos debemos sentir menos que otros. Debemos de amar nuestro trabajo porque es nuestra fuente de vida».

Al margen de lo anterior, añadió: «Nosotros debemos sentirnos más que orgullosos, porque la zapatería es algo que a mí me gusta. Me gusta hacer el zapato bien, y cuando lo hago bien me siento feliz».

Matrimonio y un único hijo

Posteriormente, Estrada contó que a los 27 años tuvo la necesidad de casarse. Pero, debido a la incompatibilidad de ambos, decidieron separarse. Ella se fue rumbo a los Estados Unidos y no volvió a saber de su exesposa.

«Sucedió que tuve la necesidad de casarme, a los 27 años me casé, con una profesora, porque yo también como era perito mercantil no me quedaba atrás. La fui conociendo poco a poco, entonces llegó el momento que se da en casi todos los hogares, no éramos compatibles y nos separemos. Ella se fue para Estados Unidos y hasta la vez, no sé de ella».

Chilo siempre se ha mostrado feliz por lo que hace. Además que gracias a ello pudo sacar adelante a su hijo para que sea un hombre de bien. Actualmente, él cursa la carrera de Ingeniería en Sistemas.

No obstante, siguió buscando el amor y se enamoró nuevamente, con palabras de orgullo expresó que su segunda esposa le dio un buen hijo. El cual, es el único que engendró y siempre ha sido responsable con su vástago, enseñándole lo que aprendió de sus padres, el ser un hombre de bien y ser responsable.

«No he dejado de enseñarle lo que mis padres me enseñaron, a ser responsable, a ser una persona que cuide su apellido y que salga adelante. Le enseñé la base para triunfar en la vida, si yo no triunfé más allá, fue por cuestiones auditivas y ahora existen estos aparatos, escucho mejor, me puedo desenvolver, bueno, eso es lo que puede decirle».

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Experiencias en la zapatería 

En relación a sus 40 años como zapatero, opinó que ha tenido buenas y malas experiencias. Por un lado, precisó que entre lo bueno de su oficio, es que cada día aprende más

«No dejo de aprender, esto no se termina porque uno va actualizándose y a medida va actualizándose va aprendiendo más, y como dicen la vida es de aprender».

Con respecto a las malas experiencias, comentó entre risas que cuando salía a vender su producto, pensaba y decía: «¿lo iré a vender?, entonces no lo vendí».

Luego tuvo un cambio de actitud y volvió a salir más seguro que nunca, «la segunda vez no pensé así y dije ‘lo voy a vender’ y lo vendí. Hasta la fecha todo lo que hago lo vendo», dijo con mucha satisfacción.

Entre tanto, recapituló que su primer sueldo fue de 30 lempiras, de los cuales, le dio L. 10 a su padrastro. Esto, porque le enseño muchas cosas importantes, que hoy en día le ha servido de mucho.

«Cuando me pagaron, yo tuve padrastro, de mi primer salario que yo gané en ese tiempo fue de treinta lempiras y diez le di a mi padrastro que me enseñó muchas cosas importantes también, que hoy me sirven».

A su vez, se refirió a lo jóvenes debido a los altos índices de desempleos que existen. De esta manera, los aconsejó que cuando no tengan oportunidades de acuerdo a la capacidad de los padres, que aprendan un oficio.

«Porque el oficio, eso es para toda la vida, puede llegar a tener 70, 80, hasta 90 años y el oficio siempre lo va a mantener trabajando».

Estrada, ejemplificó que en un país con faltas de oportunidades como Honduras, desde los 40 años te menosprecian y ya no calificas para un buen trabajo.

«Es bueno aprender oficio, porque con la tecnología la vida se ha vuelto más fácil, y por eso él que no se especializa se va a quedar atrás. Entonces todos a aprender algún oficio».

A su criterio, la clave del éxito radica en ser perseverante hasta lograr los objetivos que uno se propone, ya que cada esfuerzo tiene su recompensa.

«La clave del éxito es la perseverancia; Perseverar hasta lograr el objetivo que uno pretende, cuando yo comienzo un zapato, es porque persevero. Cuando ya lo termino entonces ahí está el éxito, un zapato bien terminado.»