La curiosidad, el empeño y la pasión por la medicina han llevado al hondureño Héctor Ramos Zaldívar a convertirse en un “catracho ejemplar”, pues con sus aportes y dedicación a la ciencia ha logrado poner en alto el nombre de Honduras, al descubrir un tratamiento médico para pacientes con metástasis cerebral.
A través de este nuevo descubrimiento, el compatriota ha abierto nuevas rutas para tratar enfermedades neurológicas de una manera nunca antes descubierta hasta ahora.
Recientemente, debido a su investigación y aporte a la salud humana, fue galardonado por la Pontificia Universidad Católica de Chile, con el premio Cardenal Newman, en su categoría Ciencia e Ingeniería.
Sin embargo, este nuevo tratamiento no ha sido su única contribución a la medicina, por ello Diario Tiempo contactó a Héctor Ramos, para abordar con más detalle sus investigaciones, nuevos proyectos y su vida dentro y fuera de la ciencia de la salud.
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Primeros pasos
Héctor asegura que desde muy pequeño, su pasión por la ciencia surgió de manera natural, tanto que empezó realizando experimentos en su casa. Esto lo habría llevado a escoger la carrera de medicina en la Universidad Católica de Honduras (UNICAH), de donde se graduó y fundó el Grupo de Investigación Médica de esta casa de estudios.
Junto a su equipo, el científico hondureño diseñó un nuevo método para realizar la primera plastinación de Centroamérica en el año 2009. Asimismo, descubrieron el Síndrome Ramos-Martínez.
EL DATO: Obtuvo una beca para estudiar en la Pontificia Universidad Católica de Chile, donde egresó de su doctorado en ciencias médicas y descubrió un tratamiento médico para pacientes con metástasis cerebral.
«El descubrimiento tiene que ver con el sistema linfático. Desde hace siglos se piensa que la cabeza y el cuello tenían una única dirección hacia el tórax. Pero en mis investigaciones descubrí que existe también un movimiento hacia el cerebro, no solo hacia el tórax», explicó el doctor.
Agregó, que descubrió que los exosomas pueden viajar a través de la vía linfática hacia el cerebro, «cosa que no se sabía».
Por lo tanto, explicó que este nuevo tratamiento abre una ventana en la farmacología, específicamente en nanomedicina, ya que al igual que los exosomas, los medicamentos también podrían llegar al cerebro.
«Hicimos experimentos en el que inyectamos diferentes nanopartículas y efectivamente vimos que cuando las inyectamos en cuello llegaron al cerebro, antes se pensaba que no existía esa ruta», contó el hondureño.
Nuevas rutas
En tal sentido, Héctor detalló que tras el descubrimiento se abren muchas rutas para tratar enfermedades como el cáncer, Alzheimer, Parkinson y otros males neurológicos.
«Hay que ir tomando en cuenta que los tratamientos actuales utilizan inyecciones en venas o arterias. Así que tener una nueva ruta potencial para poder enviar estos medicamentos al cerebro abre toda una nueva área para poder investigar distintas enfermedades», dijo.
La IA como un beneficio para la salud
No obstante, a parte de su reciente descubrimiento, Héctor se encuentra trabajando en un nuevo proyecto sobre formas de usar la Inteligencia Artificial (IA) para beneficio de la salud humana.
Respecto a ello, el hondureño señaló que este proyecto lo está trabajando en colaboración con la UNICAH, la Universidad Católica de Chile y otras universidades de Latinoamérica. Sin embargo, manifestó que hasta el momento no puede revelar mayor información, pero tiene como objetivo abrir «la posibilidad de expresar ciencia, presentar ideas, proyectos y avanzar en la conversación global utilizando IA».
Su vida fuera de la ciencia
Por otra parte, al quitarse la bata y dejando por fuera sus investigaciones y experimentos, Héctor, quien se describe con un hombre aventurero, asegura tener diferentes pasatiempos, uno de ellos su podcast, el cual asegura es una actividad que disfruta mucho y puede ser escuchado en su canal de YouTube «GimuniCast».
De igual manera, añadió que le gusta leer, tocar guitarra, el piano, ver series y películas, pasar tiempo con su familia y su hijo Santiago, quien cada que lo ve salir de casa le pregunta: “¿Papá, hoy vas a ir a hacer un experimento?” .
Actualmente, Héctor se encuentra viviendo en Chile y no descarta en algún momento regresar a Honduras, donde también actualmente tiene 15 proyectos en curso con su grupo de investigación de la UNICAH.
LA FRASE: «Sin importar el tiempo o la distancia siempre llevo en el pensamiento y mis actividades impulsar la ciencia en Honduras y Latinoamérica».
Hasta el momento, Ramos cuenta con sus estudios en medicina, un doctorado en Ciencias Médicas y otro Honoris Causa otorgado por la Universidad Católica de Honduras por sus aportaciones a la medicina. Sin embargo, el catracho planea continuar preparándose e iniciar proyectos propios.
«La preparación y especialización en diferentes áreas siempre es algo continuo, eso es algo que, especialmente en investigación nunca se detiene», manifestó el científico hondureño.