Redacción. Equipos de rescate brasileños localizaron sin vida a los cuatro ocupantes de un helicóptero registrado como desaparecido desde el 31 de diciembre del 2023, en la zona selvática del estado de Sao Paulo, región sureste de Brasil.
El jefe del sector aéreo de la Policía Militar, Ronaldo Barreto, dio a conocer en conferencia de prensa que todos los ocupantes de la aeronave «están muertos».
La aeronave con tres pasajeros y el piloto desapareció la tarde del 31 de diciembre pasado, tras haber partido de la ciudad antes mencionada.
De acuerdo con el reporte, los cuerpos de las cuatro víctimas mortales fueron localizados junto a los restos del helicóptero en una región selvática de la Sierra del Mar, en el municipio de Paraibuna.
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En el accidente aéreo perdió la vida el piloto de la nave, Cassiano Teodoro, de 44 años de edad, además de sus tres pasajeros.
Los pasajeros fallecidos son Luciana Rodzewics, de 45 años de edad, su hija Leticia, de 20 años, y el empresario Rafael Torres, de 41 años y amigo de la familia.
El empresario las había invitado a pasar el fin de año en la isla de Ilhabela, uno de los puntos turísticos más atractivos de la costa de Sao Paulo, el estado más poblado de Brasil.
12 días de búsqueda
El helicóptero, modelo Robson 44, partió de Campo de Marte, en el norte de São Paulo, con destino a Ilhabela, el 31 de diciembre.
Además del piloto, identificado como Cassiano Tete Teodoro, la aeronave transportaba a tres pasajeros: Luciana Marley Rodzewics Santos y Letícia Ayumi Rodzewics Sakumoto, madre e hija respectivamente, y Rafael Torres, amigo de la familia. El trío tenía intención de pasar la Nochevieja en la costa de São Paulo.
La ruta estaba llena de niebla y el piloto realizó un aterrizaje de emergencia. Letícia, de 20 años, publicó un video en las redes sociales, según información familiar, diciendo que estaba lloviendo mucho.
«La colocó en el helicóptero yendo. Muestra todo. Pero, desgraciadamente, vuelve diciendo que no es posible aterrizar, que hacía demasiado viento, que estaba lloviendo demasiado. Y luego ya no tuvo contacto con nadie», dice su abuela, Neusa Maria Rodsewics.