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miércoles, abril 24, 2024

Guía histórica de triunfos y derrotas en las elecciones legislativas en EE.UU.

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Desde el New Deal de Franklin D. Roosevelt en los años 30, hasta 1990, con George H. Bush de Presidente, el Partido Demócrata fue prácticamente amo y señor en ambas cámaras del Congreso, durante las legislativas de EE.UU.

Esta tendencia, que casi no tuvo interrupciones, cambió abruptamente en las elecciones legislativas de 1994. Esto durante el primer gobierno del demócrata Bill Clinton cuando los republicanos pasaron a dominar la Cámara de Representantes y el Senado. Esa mayoría fue algo que no lograban desde 1946.

Si durante buena parte del siglo XX fueron los demócratas quienes lograron movilizar al electorado estadounidense en las legislativas, sus rivales republicanos se transformaron en un partido competitivo recién a partir de las elecciones de medio mandato de 1990.

Desde ese año hasta ahora, el Partido Republicano ha sido el claro ganador. Estos cambios de color político en el Legislativo también provocaron un nuevo fenómeno. Así, en varios casos las elecciones parlamentarias se transformaron en una suerte de plebiscito y contrapeso legislativo respecto del Presidente de turno, tal como ocurría con Donald Trump.

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En las legislativas de 1998, los republicanos lograron mantener el control del Congreso, hecho que significó que Clinton debió gobernar durante sus dos períodos sin mayoría parlamentaria. El Partido Republicano volvió a ganar las elecciones de 2002, cuando uno de los suyos acababa de llegar a la Casa Blanca: George W. Bush.

Los demócratas recién lograron revertir esta racha en 2006, cuando recuperaron ambas cámaras del Congreso, en una durísima derrota para Bush. Pero la mayoría les duró poco, ya que pese a la histórica victoria de Barack Obama (demócrata) en 2008, el Partido Demócrata perdió la Cámara Baja en 2010.

Fue una paliza: Obama

En aquella ocasión, el propio Obama reconoció que “fue una paliza”. Además,  que su posición en la Casa Blanca quedó muy comprometida.

En las legislativas de hace ocho años, el electorado se pronunció en contra de la reforma de la salud; contra la polarización, por menos impuestos, menos intervención del Estado y una relación más fluida entre ambos partidos. Varios de estos temas han sido parte de la actual agenda de campaña. Trump no ha estado ajeno a aquello.

Pero la pesadilla para Obama no terminó en 2010, sino que se vio reforzada en las elecciones de 2014. En estas sus rivales republicanos conquistaron ambas cámaras del Legislativo.

De esta manera, Trump asumió en enero de 2017 con un Congreso completamente a su favor. Esto pese a las divisiones internas que dejó la polarizada campaña presidencial.

“Antes de 1990, los demócratas votaron por el candidato a la Cámara de Representantes de su propio partido. Es decir, cerca del 90% de las veces. Entre 1994 y 2002, ese número se redujo, mientras que la lealtad de los republicanos ha aumentado.

Antes de 1990, un poco más del 80% de los republicanos estaba dispuesto a votar por el candidato a la Cámara Baja de su propio partido.

La lealtad republicana

Entre 1990 y 2002, la lealtad republicana fue de alrededor de 85% y se ha mantenido en alrededor del 90%”. Así lo explican los analistas David Brady y Brett Parker, en un artículo en el sitio Real Clear Politics.

Como la fidelidad partidaria ya no es suficiente para ganar elecciones, el rol de los independientes ha aumentado elección tras elección.

De esta manera, siempre es el partido ganador el que logra capturar el voto de los independientes. Este electorado clave bien podría jugar un rol fundamental en estas legislativas.

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