Gobierno debe replantear su política de seguridad, según sociólogo

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Hombre en hotel
Imagen de referencia.

TEGUCIGALPA, HONDURAS. El sociólogo Armando Orellana es del criterio que el gobierno del presidente Juan Orlando Hernández, necesita reconsiderar una nueva política de seguridad ciudadana, debido a que los índices de criminalidad se han incrementado en el país.

Al respecto, Orellana indicó que debido a los altos niveles de violencia que azota al país, hay altos porcentajes de estrés. Esto conlleva a que la población recurra mayormente a los centros de atención médica o psiquiátrica.

De la misma forma, agregó que otro elemento como el tema de la migración se ha convertido en una válvula de escape, puesto que la sociedad se ve acorralada. Agregó que  los órganos de seguridad del Estado no ha dado muestra de tener la capacidad para frenar los actos de criminalidad.

El profesional de la sociología del pensamiento, que «al no tener un resultado contundente, es necesario que ellos mismos (Gobierno) deben replantearlo. Hay un fracaso de la política pública en materia de seguridad que es evidente cuando se tienen altos índices de criminalidad”, aseguró.

Para Orellana, la inversión que el Estado ha hecho en las fuerzas policiales y militares no ha dado resultado. «Eso no está dando los resultados porque se tendrían mayores niveles de seguridad, estos no son contundentes, aun cuando las autoridades muestren estadísticas de indicadores bajos de violencia. Sin embargo, la realidad nos refleja que la vida está en peligro».

Violencia en Honduras está en un nivel cinco veces mayor a la tasa mundial

Al respecto, el Comisionado Nacional de los Derechos Humanos (CONADEH) reveló que la violencia imperante en el país ha dejado como saldo más de 86 mil personas. Estos han perdido la vida violentamente en los últimos 19 años y medio, es decir, una víctima cada dos horas.

Asimismo agregó que el 90 por ciento de estos crímenes continúan en la impunidad. Por lo cual, exigieron que se haga justicia.

Además, detallaron que el año 2018, la tasa se redujo a un poco más de 41 homicidios por cada 100,000 habitantes. No obstante, aún se mantiene en un nivel cinco veces mayor a la tasa mundial.