Redacción. Gabriela Pineda, una niña hondureña de tan solo 6 años, enfrenta un verdadero drama migratorio en Estados Unidos, ya que permanece sola en una vivienda en Chicago, sin certeza sobre lo que sucederá con ella.
La menor quedó al cuidado de una vecina y sin un tutor legal, luego de que su madre, Wendy Pineda, fuera detenida por las autoridades migratorias. El caso deja al descubierto la dura realidad de la política migratoria implementada bajo la administración de Donald Trump, cuyas consecuencias aún afectan a muchas familias.
Wendy y Gabriela llegaron a Chicago en 2023 con la esperanza de solicitar asilo y construir una vida mejor. No obstante, sobre Wendy pesaba una orden de deportación antigua y desconocida para ella, lo que provocó su inmediata detención.

El 4 de junio de 2025, Wendy y Gabriela acudieron a una cita migratoria obligatoria en un centro del Servicio de Control de Inmigración y Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés). Sin embargo, lo que parecía ser un trámite de rutina resultó ser una trampa.
Wendy fue arrestada en el lugar y posteriormente trasladada a un centro de detención en Kentucky, donde fue separada de su hija. Desde entonces, enfrenta sola el proceso de deportación, mientras Gabriela quedó sin su madre y sin protección legal inmediata.
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El impacto emocional y en su vida
Camerino Gómez, prometido de Wendy, es quien cuida con mucho cariño a Gabriela, pero no cuenta con las herramientas legales para garantizar su protección. El joven comentó que ICE no responde ni a sus solicitudes ni a las del abogado de su pareja, lo que prolonga la incertidumbre.

Según expertos en temas migratorios, Estados Unidos no cuenta con la infraestructura adecuada para proteger a los niños cuyos padres son deportados. En ese contexto, cada vez más menores, como Gabriela, enfrentan la dolorosa separación de sus padres sin saber cuándo volverán a reunirse con ellos.
Para intentar sobrellevar la situación, a Gabriela le han dicho que su madre viajó a Honduras para realizar unos trámites. Sin embargo, esa explicación no es suficiente frente al vacío emocional que siente. La tristeza se refleja claramente en su mirada, marcada por la ausencia de su madre.
A pesar de todo, Gabriela sigue asistiendo a la escuela, pero lo hace sin certezas sobre su futuro ni sobre si volverá a estar junto a su madre.
Su padrastro expresó su preocupación, lamentando que no tiene la capacidad legal para tomar decisiones importantes por ella, como en caso de enfermedad o emergencias que requieran la presencia de un padre. Esta es una realidad que enfrentan muchos hogares latinos en Estados Unidos, exponiendo una falla estructural del sistema migratorio para proteger a los más vulnerables: los niños.

En medio de la tempestad, hay ángeles
La pequeña Gabriela permanece al cuidado de una vecina de 74 años, quien se ha convertido en una figura materna y abuela para ella, brindándole compañía y el calor de una familia mientras su padrastro, Ceferino, sale a trabajar.
Aunque Gabriela tuvo la suerte de encontrar a alguien que se haga cargo de ella, su situación es producto del azar y de la buena voluntad de terceros, ya que no existe una respuesta estructurada por parte del sistema legal de Estados Unidos para atender estos casos.
Con tan solo 6 años, Gabriela enfrenta tres graves consecuencias derivadas de la deficiencia migratoria en cuanto a la protección de niños:
- No tiene un tutor legal, por lo que no puede acceder a servicios legales, médicos y hasta renovar su pasaporte.
- Reunificación imposible: Aunque su madre podría ser deportada a Honduras, Gabriela no podría acompañarla. No cuenta con documentos ni una resolución de custodia que permita su traslado legal.
- Ausencia institucional, porque el ICE detiene madres sin plan para los hijos; no hay legislación federal que exija un plan integral para estos pequeños.

Patrón repetitivo
Durante años, millones de hondureños han migrado de forma irregular hacia los Estados Unidos en busca de una vida mejor, huyendo de la violencia, la pobreza y en busca de un refugio seguro para el resto de sus vidas.
Sin embargo, con las políticas migratorias implementadas en los últimos meses por la administración Trump, muchas familias han sido separadas, especialmente tras la detención de algún integrante por parte del Servicio de Control de Inmigración y Aduanas (ICE).
En este tipo de situaciones, la responsabilidad de procurar la reunificación familiar recae en los consulados de Honduras, así como en organizaciones no gubernamentales (ONG), medios de comunicación y líderes comunitarios que actúan como puente entre las familias afectadas y las autoridades.

Otro punto importante es que Estados Unidos debe garantizar el bienestar de los menores. Debe asignarles un tutor legal, brindarles acompañamiento integral y procurar su reunificación familiar por cualquier vía posible.
El caso de la pequeña Gabriela va más allá de un dilema legal. También es un drama emocional. Su madre la separó a tan corta edad. No entiende por qué. No sabe si algún día volverán a abrazarse.