Por Francisco Tosi. -Un sabio economista me ha hecho llegar una interesante propuesta que llama a conceder a los municipios prerrogativas recaudatorias de impuestos que hoy son nacionales (como el IVA en casi toda Latino América o el ICMS en cada Estado Federal en Brasil), dejando al Estado Nacional el impuesto a las ganancias, dividendos y algunos internos de tipo desincentivo por salud pública (alcohol, cigarrillos).
Luego el municipio coparticipa según proporción al departamento o provincia o estado federal y este al orden superior nacional. Esto es en muy resumidas cuentas la síntesis de un plan mucho más amplio y detallado. Imaginemos por un instante al municipio de San Pedro Sula como sujeto recaudador en estas condiciones, al departamento de Cortes como receptor de una parte de la recaudación y al Estado Nacional recibiendo otra parte de estos impuestos y recaudando los de ganancias a las empresas e individuos e internos con más los aduaneros.
Aquí concurren dos bases conceptuales. Por un lado los tamaños de los Estados Nacionales y las asimetrías intrarregionales llevan a tensiones intensas. Tan intensas que existen separatismos, autonomías progresivas, reclamos, protestas. Hay zonas más ricas y otras menos.
Por una razón originaria de solidaridad es el Estado Nacional, a través de sus gobiernos de turno, que quita a unos y entrega a otros. Pero la modernidad digital se los está llevando puestos. La gente quiere controlar donde va la plata de los impuestos, en que se gasta, como y a quién se reparte.
También quiere opinar. La información digital (toda, la verdadera, la falsa y la mezclada) está acercando la gente, el votante, al recurso. Al que le quitan por el impuesto quieren saber dónde va el resultado de su esfuerzo (y, a su vez, es un denunciador de los que no pagan y el ve).
La segunda base conceptual es el rol de la empresa. Para los economistas (quienes son habitualmente los escribas de los planes económicos) la empresa es un objeto algo especial. Mi admirado Ronald Coase ya había escrito, allá por el año 1937 el famoso “La naturaleza de la empresa” (¡tenía 21 años!).
Pero solo mucho más tarde, veinte o más años después, en conjunto con otros grandes especialistas en microeconomía, la empresa dejó de ser una caja negra donde se produce y vende según la función de costo y precio optimizando la productividad marginal del capital (a veces). Hasta que ahora es aceptada, desde Estados Unidos, hasta China y hasta pasando por la nueva constitución cubana (según anticipan), como la fuente de creación de empleo, valor y riqueza.
Por eso el apreciado economista que propone el camino para desintemediar al populismo quitándole la caja fiscal y dejándola en las autoridades municipales bajo el control de los vecinos, coloca a la empresa como el generador de los recursos fiscales para que el Estado nacional incida sobre sus ganancias y financie el desarrollo integral.
Hay que tener en cuenta que la autonomía municipal permite desplazar el control y también el planeamiento a un nivel de mayor participación ciudadana. Esto genera la necesidad de forzar espacios metropolitanos, como el valle de Sula y los modelos de planificación a 2030 de las ciudades en movimiento. Esto se fortalece con el alimento de recursos fiscales como el impuesto a las ventas u similares que percutan sobre facturaciones e ingresos, buscando el mayor ingreso.
Asimismo elimina gran parte de gravámenes que se van inventando en las varias jurisdicciones (me apuntan que hoy en la Argentina de más de 96 bajarían a 9) y aumentaría la recaudación global por mayor riqueza). El mayor ingreso dependerá de la eficiencia y de la inversión de las empresas que solo ocurrirá si las condiciones las estimulan y así se pone en marcha el circulo virtuoso.
Francisco Tosi es Economista
Franciscojose.tosi@gmail.com
