Tegucigalpa. La directora de las ciencias forenses, Julissa Villanueva, informó que están por entregar a la Fiscalía una autopsia psicológica para ayudar a esclarecer la muerte de Sherill Yubissa Hernández Mancía, jefa regional de la Agencia de Investigación Criminal (ATIC), en Copán.
Villanueva explica que «es otro elemento importante que nos va a dibujar el perfil de cómo era ella».
Asimismo, indicó que el equipo forense ha plasmado sus dictámenes en el informe preliminar y han sido entregadas a la autoridad competente.
Por otro lado, mostró su preocupación sobre el avance del caso, «han pasado días después del 11 de junio cuando sucedió el hecho, la investigación se está perdiendo».
La especialista asegura que si el tiempo de investigación se alarga podría ser una estadística más de la impunidad en las muertes de mujeres.
No obstante, la certificación forense revela que, «en la autopsia número A sps-0999-2018 se establece que la causa de muerte fue por una herida de proyectil de arma de fuego la que le provocó traumatismo craneoencefálico abierto y laceración cerebral, manera de muerte: HOMICIDA”.
Este es un caso que está en proceso de investigación, medicina forense ha actuado con la oportunidad y la prontitud que merece el caso, asevera Villanueva.
«Hemos venido colaborando por convicción y por el rol de la ley con la investigación, no solo de la ATIC sino también con otros casos».
Cabe mencionar, que muchos casos que se han podido resolver ha sido con la prueba científica, especificó.
«Este caso se puede resolver en la prontitud en la que se actúe», advirtió.
Autoridades de la ATIC no actuaron de manera responsable
En el acta de levantamiento del cuerpo de la jefa de la ATIC en Santa Rosa de Copán y el manejo de la escena del crimen no encaja en lo observado en la mesa de la autopsia y en el análisis científico en el laboratorio.
Controversia que la directora forense plasmó en un informe presentado a la Fiscalía General de la República.
«Yo quiero manifestar el respeto a cada una de las direcciones que pertenecen al Ministerio Público (MP), como ellos respetan mi trabajo», aclaró Villanueva.
En este caso de la agente que está en investigación «yo les he comentado en el interior y en el seno de esta investigación que hay conflictos de intereses cuando una persona investiga a una compañera, creo que uno se pierde ahí».
Lo anterior, porque la Agencia Técnica con disposición de la fiscalía de Copan entró en la escena del crimen.
«Yo expresé que ellos nunca han procesado una escena del crimen y mucho menos en la regional», explicó Villanueva.
La especialista forense da a conocer que para evaluar bien una escena del crimen deben hacerlo dependencias más experimentadas como la Dirección Policial de Investigación (DPI), o la Policía Nacional.
«Si hay otras personas que tiene mayor experiencia en la evaluación de la escena pues traigamos a los mejores y más que Sherill era miembro de la ATIC», detalló.
De igual manera, manifestó que, «porque la ATIC se va a estrenar en un caso como estos tan delicado sin tener nosotros la información de la autopsia».
Villanueva expresó que lo anterior se los dijo como un consejo. Sin embargo, señaló que a muchos de esta institución no les gusta que se les diga que se debe trabajar con objetividad.
“Compañeros no debieron haber evaluado ustedes esta escena”, fue lo que les dijo Villanueva.
No se puede perder la objetividad
Villanueva demuestra que la intervención de la ATIC en la escena del crimen puede incurrir en la perdida de la objetividad.
Esto debido a que la víctima en este caso es un miembro activo de esta agencia y compañera de ellos.
«Yo por ejemplo no podría hacerle la autopsia a mi sub directora o a un colega, no miraría nada me perdería, la objetividad la perdería», justificó.
En ese sentido, razona sobre el caso y recomienda que «hay que sustentarnos por la objetividad, por transparencia y por ética».
Ejemplo de una de las investigaciones de Medicina Forense
El equipo de medicina forense investigó en caso de una mujer que fue tirada en un basurero.
Esta mujer, comenta Villanueva «tenía dentro de su boca un pedazo de lengua de su agresor, lo había mordido».
Posterior a eso «hicimos pruebas de ADN, buscamos al hombre que le faltaba la mitad de la lengua y lo encotramos».
Fue un trabajo multidisciplinario que en seis días se resolvió con la acción y eficiente investigación, concluyó.
