Redacción. La Fiscalía de los Estados Unidos solicitó al juez de la Corte del Distrito Sur de Nueva York, Kevin Castel, sentenciar al exdirector de la Policía de Honduras, Juan Carlos «El Tigre» Bonilla, a una pena de 30 años de cárcel por delitos relacionados al narcotráfico.
De acuerdo con el documento divulgado por el periodista Matthew Russell Lee, de Inner City Press, la Fiscalía «presenta respetuosamente que se justifica una sentencia de 30 años (por debajo de la sentencia aplicable de cadena perpetua, que es también la sentencia recomendada por la Oficina de Libertad Condicional)».
Según los fiscales, Bonilla, quien estuvo al frente de la Policía entre 2012 y 2013, presuntamente se aprovechó de su posición para «ordenar a miembros de la Policía Nacional de Honduras, que estaban armados con ametralladoras, que dejaran pasar cargamentos de cocaína a través de los puestos de control policial sin ser inspeccionados ni incautados», todo a cambio de «sobornos pagados con ganancias de la droga».
Defensa pide 10 años
Sin embargo, el pasado 19 de julio, el equipo de defensa de Bonilla solicitó al juez Castel otorgarle a su cliente una pena de 10 años de prisión. Los abogados argumentaron que su defendido cuenta con problemas de salud, producto de una extirpación de vesícula en 2015.
“Los efectos a largo plazo de la extirpación de la vesícula biliar son diarrea, intolerancia a los alimentos grasos, gases y acidez de estómago. También, náuseas, vómitos, ictericia y dolor abdominal”, cita la petición.
Además, el escrito detalla que Bonilla sufre otros padecimientos, tales como agrandamiento en su próstata y secuelas de covid-19.
La lectura de su sentencia está programada para el 01 de agosto de 2024, fecha en que el juez Castel dará a conocer la pena que se le concederá al exgeneral hondureño.
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Acusaciones
El pasado 07 de febrero, Bonilla se declaró culpable por los delitos de conspiración para traficar cocaína y armas a los Estados Unidos.
La Fiscalía de Nueva York lo vinculó con el expresidente Juan Orlando Hernández, sentenciado a 45 años de prisión por dos delitos relacionados con el narcotráfico y otro por transportar armamento.
La primera acusación señala que Bonilla desempeñó un papel clave en la conspiración internacional de tráfico de cocaína durante el 2003 y 2020. En esos años fungió como jefe de la Policía Nacional, condición que, según Estados Unidos, él aprovechó para delinquir.
La segunda, por usar, transportar y poseer ametralladores y dispositivos para fomentar la conspiración de importación de cocaína. Es decir, el trasiego de drogas y armas al país norteamericano, a través de actos de violencia extrema.