REDACCIÓN. La cuarta temporada de You arrancó hace un mes con un cambio de tono que dejó a muchos de sus seguidores estupefactos. Joe Goldberg (Penn Badgley) parecía haberse redimido realmente en Londres. Los cadáveres lo perseguían, sí, pero esta vez parecía totalmente fuera de su control e incluso su vínculo con Kate (Charlotte Ritchie), nuevo interés amoroso, estaba aparentemente libre de acoso.
Sin embargo, todo significó una farsa. La segunda parte de esta temporada, firmada por Sera Gamble y ya disponible en Netflix, ha dado un giro radical a la trama, desmontando todo lo que el espectador creía saber del asesino come-ricos.
En un ingenioso movimiento, el octavo episodio, ¿A dónde vas? ¿Dónde has estado?, nos mostraba la cruda (pero mucho más creíble) realidad.
Enfatizando más que en ninguna entrega anterior que el protagonista tiene un monstruo dentro, la serie separa inteligentemente las caras de nuestro Jekyll y Mr. Hyde.
Así, como ya se explorara en El club de la lucha o Mr. Robot, descubrimos que Joe ha dividido su personalidad, proyectando en Rhys su identidad acosadora y asesina. Y ni siquiera recuerda lo que ha hecho siendo él, por mucho que esta otra versión trate de llegar a él.
Pronto descubrimos que Marienne (Tati Gabrielle), a la que creíamos en París con su hija, está muriendo de hambre en la famosa celda acristalada en la que el protagonista encerró a sus anteriores víctimas.
Asimismo, ha sido él, con su personalidad más macabra, la que ha acabado con los amigos ricachones de Kate y lady Phoebe (Tilly Keeper). Incluso sus exnovias y victimas, de Beck (Elizabeth Lail) a Love (Victoria Pedretti), lo visitan en el subconsciente para recordarle quién es en realidad.
‘La muerte de Jonathan Moore’
El episodio 8 marca un cambio de rumbo bestial. Joe/Jonathan está ante el cadáver de Marienne que, tras haber perdido la custodia de su hija, ha decidido quitarse la vida. El protagonista decide cumplir con la última voluntad de esta y deja el cuerpo en un parque para que alguien lo pueda encontrar.
Otro frente abierto para Joe son sus alumnos Nadia y su novio Eddie (Brad Alexander), que pretenden colarse en su casa y dar con las pruebas necesarias para descubrirlo y denunciarlo. Algo que no preocupa en principio al protagonista ya que está decidido a acabar con su vida para no hacer daño a nadie más.
Sin embargo, primero tiene que matar a Tom Lockwood, que sigue atormentando y controlando la vida de Kate. Haciéndose pasar por esta, se cita con él de noche en un hangar, donde lo ahoga con una bolsa para después culpar del crimen a uno de sus guardaespaldas.
Ya por la mañana, vemos a Joe acompañado de su álter ego, acercarse al puente Royal Victoria Dock Bridge para suicidarse. No quiere hacer daño a Kate y odia su parte sádica. Ambos comparten un abrazo antes de que Joe se deshaga de sus peores intenciones lanzando el cuerpo de Rhys al Támesis, para después seguirlo.
Nadia, entre tanto, confía a Eddie otro giro de guion: Marianne está viva. Cuando planearon matar a Joe, también pensaron en una alternativa por si las cosas no se daba como esperaban.
Una vez el protagonista la abandonara en algún sitio, Nadia, que los habría seguido, la rescataría. El plan B termina por ser un éxito y Marienne regresa a París con su hija mientras Joe la da por muerta.
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«Nos llevamos por el buen camino»
Cuando Kate se reencuentra con Jonathan/Joe en el hospital, este decide no mentirle más; le cuenta que es Joe Goldberg y le confiesa su pasado. Ella, en lugar de escandalizarse, le propone que, ahora que su padre a muerto, la ayude con su fundación de arte.
Aunque ambos son capaces de cosas terribles, «nos llevamos por el buen camino», dice ella. Así, deciden protegerse echando mano de los recursos que les ha dejado Tom Lockwood. Así, Kate ya se ha deshecho del ADN de Joe en el cadáver de Rhys.
Al son de Anti-Hero, de Taylor Swift, vamos viendo lo que ha pasado con el resto de personajes: Blessing (Ozioma Whenu) y Sophie (Niccy Lin) han comprado el Sundry House; Roald (Ben Wiggins) disparó a un amigo en plena caza, pero su familia lo ha encubierto; Connie (Dario Coates) duró nueve días en rehabilitación; lady Phoebe se ha mudado a Tailandia para ser profesora de inglés; y Marienne vive en París con su hija Juliette.
En los últimos minutos, nos reencontramos con Joe, ya afeitado, y Kate en un lujoso apartamento de Nueva York. Les están entrevistando: el protagonista es tratado como un héroe tras haber sobrevivido a su violenta expareja, Love, mientras Kate vende sus logros al frente de la fundación de su padre y habla sobre sus sueños filantrópicos.
¿Cómo ha logrado volver a librarse? Gracias a Kate, a un equipo de ciberseguridad, un escuadrón de publicistas, búsquedas borradas, archivos hackeados y sobornando a la policía de Madre Linda. Abrazando su lado más perverso, Joe zanja: «Ella está aquí para cambiar el mundo [en referencia a Kate]». Y piensa: «Lo de matar es mucho más fácil que antes. Pero ahora soy sincero conmigo». «Yo solo estoy aquí para ayudar», concluye, dirigiéndose al periodista.
Cabos sueltos
Así, despedimos al protagonista sin pizca de remordimiento ni conciencia alguna, abrazando su lado más perverso y, encima, con recursos económicos e las influencias de los Lockwood para hacer lo que le dé la gana. Además, está de regreso en casa, donde ha adquirido una librería.
A falta de que Netflix confirme una quinta temporada que, al situarse en Nueva York, bien podría cerrar el ciclo y ser la última, la cuarta ha dejado varios cabos sueltos. Pese a que Joe parece haber conseguido la impunidad absoluta con el legado de Lockwood, todavía hay personas que podrían regresar a su vida y revelar la verdad.
Es poco probable que Marienne se juegue esa felicidad familiar que tanto le ha costado lograr desenmascarando a Joe, pero algo nos dice Ellie, interpretada por Jenna Ortega en la segunda temporada de la serie, se la tiene jurada.
Por otro lado, Nadia, que de momento guarda silencio en prisión, es lo suficientemente inteligente como para rebelarse cuando la oportunidad se presente. Sea como fuere, algo nos dice que la historia de Joe no acaba aquí y que este protagonista no se despedirá de nosotros con un final feliz.
Justo ahora que puede confiarse y ser menos meticuloso en sus atrocidades al creerse invencible por la protección que tiene (con el peligro que eso conlleva), también es posible que dé un paso en falso y rompa su buena racha. Nueva York nos descubrió a este acosador y esa misma ciudad podría ser su tumba.