Redacción. El Ferrari 275 GTB es un extraordinario ejemplo de cómo Ferrari alcanzó cotas de enorme glamour y deportividad en los años 60 del siglo pasado. Se fabricó entre 1964 y 1968, y su motor V12 de 3,3 litros, con potencias comprendidas entre 260 y 320 CV, le permitía alcanzar unos extraordinarios 258 km/h.
Si a ello sumamos su bellísima carrocería diseñada por Pininfarina, que albergaba el motor en posición delantera como le gustaba a Enzo Ferrari, el resultado es que se convirtió casi en un símbolo para la jet set de todo el mundo.
En el mundo del cine fueron varias las estrellas las que tuvieron una unidad, aunque quizá Steve McQueen fue el que más se dejó fotografiar con el 275.
Pero el modelo que ha aparecido ahora y que por lo visto ha pertenecido a un mismo propietario durante los últimos 20 años, fue propiedad de una estrella no menor: la actriz Jane Fonda, galardonada con dos Oscar a la mejor actriz principal en 1971 y 1978.
Fonda no fue en realidad quien compró el coche, sino quien desde 1965 era su marido, el director de cine francés Roger Vadim Plemiannikov. Ambos se habían conocido durante el rodaje de la película La Ronde, en 1963, y tras un matrimonio en Las Vegas empezaron a vivir un fastuoso modo de vida transatlántico entre Francia y el sur de California.
Comprado en 1966
Si podía entenderse que fueran una pareja envidiada era también por los coches en los que se trasladaban. Cuando se casaron, Vadim se movía en un Ferrari 250 California SWB Spider, modelo que ha llegado a venderse en la actualidad por hasta 18 millones de euros.
Pero en 1966 se deshicieron de este y encargaron en Franco-Britannic Autos de París un 275 GTB de morro largo(hubo otro de morro corto) en color exterior Azzurocon interior en cuero negro que les fue entregado en 15 de junio de 1966.
Aquel coche se había registrado a nombre del director de cine pero antes de que finalizara aquel año fue transferido a nombre de su mujer, Jane Fonda. Dicen las crónicas de la época que lo utilizaron a menudo en sus visitas por Francia, aunque no hay demasiadas fotos de ellos con el coche.
En una de ellas aparece la pareja saliendo del Ferrari en Saint-Tropez, pero también hay otras en las que se ve a Jane Fonda en el asiento del copiloto posando a la salida del hospital con Vanessa, su hija recién nacida.
Principio de un periplo
El coche lo disfrutaron dos años y medio y a finales de 1968 regresó al concesionario Franco-Britannic Autos, donde comenzó un periplo por propietarios menos ilustres. Primero lo compró un hombre afincado en Lyon que según las documentaciones respondía al hombre de Sr. Tamalet.
Ese decidió que le gustaba más en rojo y le cambió el color, para después venderlo a otros adinerados ciudadanos de Lyon, Christian y Anne Baverey. Esta última se animó a utilizarlo en distintas carreras, además de cederlo a otros pilotos como Jean-Claude Killy, el triple campeón olímpico en los Juegos Olímpicos de Invierno de 1968.
Último propietario
Se sabe que el 16 de abril de 1980 pasó a Michel Ferry, director de la Société des Bains de Mer de Mónaco, pero a este no le duró casi y muy pronto se lo lo vendió a un coleccionista de Toulouse que lo disfrutó en rallies locales. Ocho años más tarde (en 1988) pasó a manos del coleccionista francés Jean Guikas, y este lo vendió a quien ha sido su propietario en las dos últimas décadas.
Con tanto periplo de propietarios y varias participaciones en competición, el Ferrari no estaba ya en su mejor momento. Pero, consciente de su valor en sí mismo, además de su importancia por haber pertenecido a Jane Fonda, lo preservó con especial cariño y hace cinco años lo sometió a una restauración completa.
Restauración completa
Así, el coche se desmontó por completo, se reconstruyó el motor actualizando todas las partes móviles, se renovaron frenos, caja de cambios, suspensiones… Y, no menos importante, se devolvió el coche a su configuración original de color, con el exterior en azul y el interior en cuero negro.
El coche ha permanecido alejado de los ojos de los más ávidos coleccionistas durante todos estos años. Hasta ahora, que su propietario ha decidido venderlo sin subastas de por medio.
Nos quedamos con ganas de saber su precio porque solo se lo da a quienes honestamente se muestren interesados (ya nos gustaría a nosotros poder comprarlo). Pero teniendo en cuenta que los Ferrari 275 GTB se venden por precios cercanos a los 3 millones de euros, y teniendo en cuenta que perteneció a Jane Fonda, su cotización podría subir hasta los 4 millones o incluso más.