Celebramos hoy el nacimiento de Cristo Jesús, compenetrados de fraternidad y de amor, que son los fundamentos del cristianismo para la redención la persona y de la Humanidad, en la búsqueda individual y colectiva de una vida en armonía y en paz.
En esta Navidad los hondureños, por encima de las diferencias económicas, políticas y sociales, nos unimos en un ambiente de comprensión y buena voluntad.
Son los festejos pascuales un ambiente propicio para acercarnos y compartir criterios sobre el bien común, así como para apreciar con mayor objetividad nuestra realidad nacional, no con el propósito preconcebido de ahondar diferencias, sino para construir una sociedad hondureña más solidaria.
La perspectiva actual infortunadamente no se presenta halagüeña. Las tensiones sociales, la violencia y la criminalidad, en parte considerable resultantes de los desajustes económicos y sociales, nos mantienen en una situación de zozobra y nos obligan a promover con mayor ahínco la cohesión nacional y el diálogo.
La necesidad de comprensión y de paz es imperiosa, puesto que el mundo sufre una recesión económica que a nuestro país, por sus debilidades propias, le afecta con más intensidad, aumentando así el deterioro de los valores morales y sociales, lo mismo que complicando la aplicación de las medidas indispensables para impulsar el desarrollo equitativo y sostenible que tanto anhelamos.
Los hondureños todos, pero principalmente los líderes políticos, económicos, sociales y de opinión, estamos obligados a hacer acopio del más acendrado patriotismo para servir a nuestro pueblo, teniendo siempre en mente la grandeza de nuestra nacionalidad y los más altos valores e intereses de Honduras.
La sociedad hondureña reclama de sus dirigentes un auténtico apego a los principios fundamentales de la honestidad, de la dignidad, de la entrega al bien común, y de la rectitud en el cumplimiento del deber. Esta demanda, justa en cualquier momento, lo es más ahora en que ya no pueden postergarse las políticas para enfrentar la criminalidad y para combatir la pobreza.
La clase dirigente debe reflexionar profundamente sobre todo esto, sin por ello renunciar a la alegría hogareña de la Pascua de Navidad, para mirar al futuro con esperanza de un mejor futuro, con seguridad y optimismo.
TIEMPO.HN, consciente de su lugar en la lucha por el bienestar de Honduras, saluda en esta Navidad al pueblo hondureño, con los mejores votos porque prevalezca el amor, la paz, la armonía y la comprensión en todos y cada uno de los hogares que integran nuestra Patria.
