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martes, agosto 12, 2025

Familias de Florida temen que regreso a clases aumente operativos de inmigración

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Redacción. Con el regreso a clases en el sur de Florida, muchos padres no sólo se preocupan por el desempeño escolar y la convivencia de sus hijos, sino también por el aumento en la aplicación de las leyes migratorias.

En el condado de Miami-Dade, donde 82,000 estudiantes aprenden inglés, muchas familias de estatus mixto viven con el temor de que las acciones de control de inmigración separen a sus miembros.

«Tenemos mucho miedo. Vamos de casa al trabajo y del trabajo a casa», contó Roselia, una madre indocumentada de cuatro hijos, todos nacidos en Estados Unidos y que estudian en las Escuelas Públicas del Condado de Miami-Dade.

Roselia pidió al periódico El Nuevo Herald, que realizó el reportaje, usar únicamente su nombre de pila por temor a la deportación. Le preocupa que, si la deportan, sus hijos regresen de la escuela sin un padre que los cuide.

Ahora, agentes federales pueden entrar a las escuelas si tienen una orden judicial o el consentimiento de las autoridades. La policía local profundizó su cooperación con el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de Estados Unidos (ICE), lo que hace que algunas familias teman que un día escolar termine con un padre o un niño interrogado o incluso detenido.

Aunque la mayoría de las deportaciones ocurren en silencio, el Miami Herald ha documentado varios casos en los que estudiantes o sus padres han sido deportados. Esta posibilidad diaria de separación está transformando las aulas en todo el sur de Florida.

Frieda Goldstein, abogada de inmigración, afirmó al mismo medio: «Están recogiendo gente todos los días… Los niños volverán a la escuela en otoño, mirarán a su izquierda, mirarán a su derecha, y habrá niños desaparecidos«.

El programa 287(g) 

El programa 287(g) incrementa este temor, ya que da a los oficiales locales la autoridad para actuar como agentes de inmigración.

Las escuelas públicas del condado de Miami-Dade tienen la fuerza policial escolar más grande del país. Aunque no han hablado públicamente sobre la posibilidad de firmar un acuerdo formal con ICE, los defensores de la inmigración temen esta posibilidad.

Familias del sur de Florida temen que el regreso a clases dispare operativos de inmigración
Algunos estudiantes han dejado de asistir a clases.

Para César García, nuevo profesor de secundaria en la Academia iPrep, en el centro de Miami, el inicio de su primer año trae tanto entusiasmo como conversaciones difíciles sobre inmigración.

García, inmigrante de la República Dominicana y ahora ciudadano estadounidense, comenta que los maestros que conoce y que se preocupan por sus estudiantes, ya hablan sobre qué hacer si los agentes de inmigración llegan a la escuela y cómo apoyar mejor a los estudiantes afectados.

«Nunca dejaría que se llevaran a un niño», aseguró García. «Como ciudadano estadounidense e inmigrante, creo que todos en este país tienen derechos y necesitan el debido proceso. Hemos visto un gran desprecio por la ley, y se supone que esto es la aplicación de la ley». Agregó: «Entiendo que debemos abordar la situación migratoria, pero no estoy de acuerdo con cómo se está implementando».

Asientos vacíos 

Dos estudiantes no regresaron a la escuela primaria Coral Springs el primer día de clases en el condado de Broward.

Gerónimo y Salomé, estudiantes de kínder y tercer grado, fueron deportados a Colombia en mayo junto a su padre. Su madre, Catalina, espera su propia deportación. Originaria de Colombia y en Estados Unidos desde octubre de 2021 con un caso de asilo pendiente, Catalina fue detenida junto a Yohan, el padre de sus hijos.

Familias del sur de Florida temen que el regreso a clases dispare operativos de inmigración
Los centros educativos se ven más vacíos.

Cuando ICE les informó que sus hijos también serían detenidos, Catalina llamó a una amiga para que recogiera a Salomé, de 10 años, y a Gerónimo, de 5, de su escuela. Goldstein, la abogada de la familia, relató que en la oficina de ICE en Miramar los niños lloraban mientras los agentes separaban a Catalina de sus hijos.

Catalina dijo en español que la oficial de ICE le ordenó: «entregue a sus hijos porque enfrentan la deportación». Después de un día detenidos, el padre y los dos niños volaron a Colombia, dejando a su madre, su vida y su escuela en Estados Unidos.

Deportación

«Un día están en la escuela, haciendo grandes cosas, y al día siguiente, su vida se destroza», explicó Goldstein. Catalina, desde el centro de detención, dijo: «Estaban muy bien… felices… estudiando».

Según su abogado, Catalina no tenía una orden de deportación. Quería permanecer en Estados Unidos para completar su solicitud de asilo, pero siguió el consejo de su abogado y firmó un formulario de autodeportación, aunque le dijeron que debía esperar para salir. No pudo llamar a la escuela para explicar lo sucedido porque las llamadas desde el centro de detención son costosas.

Keandra Fulton, directora de la escuela primaria Coral Springs, dijo que no sabía de la deportación de los hermanos. Al enterarse, dijo que le preocupaba, ya que la prioridad de la escuela es que los estudiantes estén «seguros y reciban una educación».

Añadió: «Uno se pregunta cuántos más podrían verse afectados». El problema no es exclusivo de Broward. En el sur de Miami-Dade, dos hermanos de la secundaria Redland fueron repatriados a México después de que su madre fuera detenida y deportada.

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