Error forense hace que familia en California entierre a un ‘pariente’ equivocado

La identificación incorrecta de un cuerpo en la oficina forense del condado de Orange, en California, hizo que Frank Kerrigan organizara un sepelio por su 'hijo', que le costó 20,000 dólares y trajo gente de otros estados. Hace dos días le comunicaron la equivocación.

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Frank Kerrigan sostiene un retrato con sus hijos Andrew Foulk/The Orange County Register vía AP

ESTADOS UNIDOS. Pero Kerrigan, de 82 años y residente de Wildomar, California, recibió este viernes una desconcertante (aunque feliz) llamada de un amigo.

«Tu hijo está vivo», le dijo al teléfono. «Bill (Shinker) puso a mi hijo al teléfono», narró Kerrigan. «Él me dijo: ‘hola papá'».

Funcionarios de la oficina forense del condado Orange habían identificado erróneamente el cuerpo, reportó el viernes el Orange County Register. El equívoco comenzó el 6 de mayo cuando fue encontrado el cadáver de un hombre atrás de una tienda Verizon en Fountain Valley.

Kerrigan había telefoneado a la oficina del forense y le dijeron que el cadáver era el de su hijo, Frank M. Kerrigan, de 57 años, quien tiene una enfermedad mental y había estado viviendo en la calle.

Cuando preguntó si debía identificar el cuerpo, una mujer dijo (incorrectamente) que se había realizado la identificación a través de huellas dactilares.

«Cuando alguien me dice que mi hijo está muerto, cuando tienen huellas dactilares, yo les creo», dijo Kerrigan. «Si no hubiera sido identificado por huellas dactilares yo hubiera estado ahí en un santiamén».

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Carole Meikle, de 56 años y residente de Silverado, hermana de Frank, fue al lugar donde supuestamente había muerto. Y colocó una fotografía de él, una vela, flores y un rosario.

«Fue una situación muy difícil para mí estar de pie en un sitio bastante perturbador. Había sangre y mantas sucias», comentó.

«Pensamos que estábamos sepultando a nuestro hermano», dijo Meikle. «Alguien más tuvo una hermosa despedida; es horroroso».

En la funeraria, Kerrigan había visto el cuerpo en el ataúd y había tocado su cabello, convencido de que estaba mirando a su hijo por última vez. «Yo no sabía cómo sería la apariencia de mi hijo», señaló.

El funeral le costó a la familia 20,000 dólares. John Kerrigan, hermano de Frank, dio el discurso laudatorio.

Entonces llegó el 23 de mayo la llamada telefónica de Shinker: el hijo de Kerrigan estaba de pie en el patio.

No está claro cómo se equivocaron de cuerpo los funcionarios de la oficina forense. Doug Easton, un abogado contratado por Kerrigan, dijo que al parecer los funcionarios forenses no pudieron corroborar las huellas dactilares del cadáver a través de una base de datos judicial y en lugar de ello identificaron a Kerrigan utilizando una antigua fotografía de una licencia de manejo.

Fuente: Univisión