Redacción. Orlando Paniagua, de 45 años y exmilitar colombiano, camina entre limonares con un fusil al hombro, mientras narcotraficantes mexicanos le pisan los talones. Era abril en Michoacán, una de las regiones más violentas del suroeste de México, donde las temperaturas rozan los 40 °C y el crimen organizado controla amplios territorios.
Paniagua desertó de un cartel tras ser reclutado bajo engaño. Lo que comenzó como una oferta de trabajo en seguridad privada se convirtió en una pesadilla de entrenamiento armado, vigilancia constante y miedo a ser ejecutado.
Colombianos reclutados bajo engaño
En junio de 2025, el secretario de Seguridad de México, Omar García Harfuch, alertó sobre el reclutamiento de exmilitares colombianos por parte de cárteles mexicanos. El anuncio siguió al arresto de 12 colombianos vinculados a un ataque con mina que mató a ocho soldados en Michoacán. Nueve de ellos eran exmilitares; tres, civiles entrenados en armas.
Este fenómeno no es nuevo. Desde hace más de una década, exsoldados colombianos han sido tentados por organizaciones criminales de otros países. Ucrania, Sudán y ahora México han sido escenarios de estos desplazamientos. La causa es clara: pensiones bajas, escasas oportunidades laborales y una red clandestina de reclutadores que operan desde aplicaciones de mensajería como WhatsApp.
“En Colombia no habría ganado US$2.000 al mes”
Paniagua prestó servicio durante 24 años en las fuerzas militares de Colombia. Se retiró en 2022 como sargento primero, con una pensión que apenas le alcanzaba para subsistir.
Desesperado por encontrar trabajo, contactó a un excompañero en México. Este lo refirió con un hombre apodado “Veracruz”, quien le ofreció trabajo como guardia de seguridad en cultivos de limón en Michoacán, con un salario de hasta 40,000 pesos mexicanos mensuales (unos US$2,100). Paniagua aceptó la propuesta y viajó en la primavera de 2024.
Desde el inicio, algo no encajaba. Le asignaron un alias —“Miguel”—, lo alojaron en una casa desolada y lo rodearon de hombres armados. Le entregaron una Barrett .50 y comenzó a desplazarse entre pueblos desconocidos. Supo entonces que había sido reclutado por un cartel.

“Ya solo pensaba en escaparme”
A los pocos días, Paniagua intentó escapar. Se contactó con el taxista que lo había llevado a Pizándaro, pero este lo delató. “Veracruz” lo llamó y le dejó en claro que solo había una forma de salir: muerto.
Para calmar la situación, Paniagua fingió seguir las reglas. Aceptó una misión nocturna y recibió ropa militar, un AK-47 y municiones. En el nuevo campamento, rodeado de adolescentes armados, solo pensaba en huir.
Durante una caminata nocturna, se escondió detrás de un limonar y dejó que el grupo siguiera su camino. Esperó inmóvil, regresó al campamento por sus pertenencias y siguió el curso del agua para sobrevivir al calor y la deshidratación. Caminó horas hasta que el cansancio lo venció. Se ocultó entre la maleza y pasó la noche.

Reclutamiento de colombianos: un problema creciente
La presencia de exmilitares colombianos en el crimen organizado mexicano preocupa a las autoridades de ambos países. Según datos oficiales, cerca de 500 colombianos han sido reclutados en Michoacán, donde el CJNG y los Carteles Unidos libran una guerra por el control del territorio.
El embajador de Colombia en México, Fernando García, advirtió que esta situación podría empeorar las cifras de inadmisión de colombianos. Las autoridades mexicanas rechazaron a más de 53,000 connacionales que intentaron ingresar al país en 2024.
Aunque la Cancillería insiste en que la mayoría de colombianos viajan con fines legítimos, también reconoce un fenómeno creciente de captación de exmilitares para actividades ilegales.
Fuente: BBC