SANTA BÁRBARA, HONDURAS. Un ex reo fue vilmente asesinado ayer sábado en horas de la noche tras salir de un iglesia en la comunidad de Sula, en el occidente del país.
Se trata de Alex Edgardo Tábora, más conocido por sus amigos como «Gaydo», quien había estado recluido en la cárcel de máxima seguridad de «El Pozo», en Ilama, por los delitos de tenencia ilegal de armas y asociación ilícita, pero lo dejaron en libertad en el mes de marzo del 2017.
Información preliminar indica que Tábora acababa de salir de la iglesia evangélica de Asambleas de Dios, cuando sujetos fuertemente armados dentro de un vehículo se le acercaron y sin mediar palabra le dispararon en reiteradas ocasiones hasta quitarle la vida.
Tras dejar su cuerpo ensangrentado en el automóvil, los malhechores se dieron a la fuga hasta ahora con rumbo desconocido. Posteriormente llegaron elementos policiales, quienes fueron alertados por conocidos del ahora occiso, por lo que acordonaron la escena y Medicina Forense del Ministerio Público (MP) hizo el respectivo levantamiento del cuerpo en base a ley.
Luego, las autoridades manifestaron a los medios de comunicación, que Tábora había sido atacado anteriormente en dos ocasiones y de forma similar, esto, antes de ser detenido en 2015 en el sector de Macuelizo, Santa Bárbara.
Se supo que «Gaydo» era dueño del Sula FC, equipo que disputó en noviembre de 2015
un encuentro en Macuelizo con el Real España en la Copa Presidente.
ANTECEDENTE
En agosto del 2017, un privado de libertado murió electrocutado. Lo anterior, en las instalaciones del centro penal de Santa Bárbara, occidente de Honduras, informaron las autoridades.
El reo identificado como Fredy Mauricio Cano, de 24 años de edad. Quien estaba recluso en
el centro penal desde el 11 de octubre de 2012 por el delito de violación especial.
De acuerdo a información preliminar, el hombre murió alrededor de las 12:15 del mediodía. Esto, al intentar bajar un par de zapatos deportivos que tenía secando en uno de los muros del penal.
Al bajarse, el reo rozó un cable de alta tensión y comenzó a recibir una potente descarga eléctrica. Sus compañeros alertaron a los custodios quienes desconectaron la electricidad y lo trasladaron al Hospital Integrado de Santa Bárbara.
Cano ya había fallecido antes de ingresar al centro asistencial. Las instalaciones del centro penal de Santa Bárbara eran precarias. Y urgían de mantenimiento por parte de las autoridades responsables de las cárceles del país.
