REDACCIÓN. Los dientes podrían ser capaces de conservar anticuerpos durante cientos de años, lo que permitiría a los científicos investigar la historia de las enfermedades humanas infecciosas.
Esta información la revelaron luego de un estudio de la Universidad de Nottingham y del University College de Londres (Reino Unido) que publicó ‘iScience’.
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Los anticuerpos son proteínas producidas por el sistema inmunitario como respuesta natural a organismos infecciosos como virus y bacterias. Su función es reconocer esos microbios para que el sistema inmunitario pueda atacarlos y eliminarlos del organismo.
Dientes humanos medievales de hace 800 años
En el nuevo trabajo se descubrió que los anticuerpos extraídos de dientes humanos medievales de 800 años de antigüedad eran estables y seguían siendo capaces de reconocer proteínas víricas.
El estudio, dirigido por el catedrático Robert Layfield, amplía el estudio de las proteínas antiguas, conocido como paleoproteómica, lo que podría permitir a los expertos analizar cómo se desarrollaron las respuestas de los anticuerpos humanos a lo largo de la historia.
La paleoproteómica permite retroceder en el tiempo, pues ya se han recuperado e identificado con éxito proteínas antiguas conservadas en el esmalte dental de un rinoceronte de 1,7 millones de años de antigüedad y en una cáscara de huevo de avestruz de más de 6,5 millones de años.
En este nuevo estudio, los autores también han hallado pruebas preliminares de que, al igual que los dientes humanos medievales, los huesos de mamut de casi 40.000 años de antigüedad parecen conservar anticuerpos estables.
La paleoproteómica puede retroceder en el tiempo con proteínas antiguas ya recuperadas e identificadas con éxito tras su conservación en el esmalte dental de 1,7 millones de años de un antiguo rinoceronte y en una cáscara de huevo de avestruz de más de 6,5 millones de años.
En este nuevo estudio, los autores también hallaron pruebas preliminares de que, al igual que los dientes humanos medievales, los huesos de mamut de casi 40.000 años de antigüedad parecen conservar anticuerpos estables.
Anteriormente, el equipo de Nottingham había aplicado esta ciencia al análisis de otras proteínas asociadas a enfermedades recuperadas de huesos y dientes humanos arqueológicos para permitir la identificación de una forma antigua inusual del trastorno esquelético de la enfermedad de Paget.