Honduras. El influencer japonés residente en Honduras, Shin Fujiyama, ha decidido introducir a sus voluntarios estadounidenses a las costumbres hondureñas y los ha invitado a degustar de la rica gastronomía del pueblo catracho.
El japonés acostumbra a compartir sus experiencias en cada rincón hondureño y esta vez lo hizo al lado de los voluntarios estadounidenses de su fundación «Mil escuelas».
A través de sus redes sociales, Fujiyama compartió la experiencia de sus voluntarios al probar algunos de los platillos típicos hondureños. Entre risas y expresiones de sorpresa, los voluntarios degustaron de las tradicionales baleadas y la popular sopa de mondongo.
Al probar la baleada, una de las chicas comentó: «Es como un buen desayuno», mientras que otro voluntario describió el sabor como «algo batido, algo picante, está bien». Otra participante expresó: «Creo que los sabores son asombrosos, pero no estoy segura cómo sentir la textura, pero está bien».
En cuanto a la sopa de mondongo, los voluntarios se mostraron intrigados por el aspecto de la carne. Uno de ellos comentó: «Me gusta la textura, esponjosa, caliente, está bueno»; mientras que otra voluntaria afirmó: «Creo que está muy rica, muy masticable, me gustó».
Al ver que la comida les gustó a los jóvenes, Fujiyama mostró su alegría, pues estaba seguro de que la comida catracha les iba a fascinar.
Tiktoker mexicana reacciona a las baleadas hondureñas
Una tiktoker mexicana decidió probar las baleadas hondureñas por primera vez y compartió su experiencia a través de un video en la plataforma.
Con entusiasmo, la influencer, identificada en TikTok como @ladetijuana, expresó su curiosidad por este plato típico hondureño antes de proceder a degustarlo. «Yo voy a probar las baleadas por primera vez y les voy a decir qué pedos», anunció la mujer mientras desenvolvía la baleada. Ella solicitó la versión clásica del platillo, que lleva frijoles, mantequilla y queso.
Al dar su primera impresión, la tiktoker comparó el sabor de la baleada con el de un burrito de tortilla de harina, destacando la diferencia en la consistencia de la tortilla, que describió como «bien gruesa».
La mujer estaba acompañada de su esposo, quien tomó de su baleada y la probó, quedando encantado con la explosión de sabores. «A mi esposo le gustó y eso que no cualquier cosa le gusta a él», destacó la creadora de contenido.
