Redacción. La esposa del general en retiro Romeo Vásquez Velásquez, Lícida Zelaya, solicitó este viernes protección internacional para su esposo y dos exoficiales acusados de homicidio y lesiones graves relacionadas con la muerte de Isy Obed Murillo en 2009.
Los acusados, Venancio Cervantes Suazo, exsubjefe de las Fuerzas Armadas, y Carlos Roberto Puerto Fúnez, excomandante del Comando de Operaciones Especiales, enfrentan cargos que Zelaya califica como parte de una «persecución política».
Lícida Zelaya argumentó que su esposo y los otros acusados son víctimas de una venganza impulsada por el expresidente Manuel Zelaya y el actual gobierno. Según sus declaraciones, a los militares los están señalando injustamente como responsables de los hechos ocurridos el 5 de julio de 2009, durante una manifestación en el Aeropuerto Toncontín.
«Ellos son inocentes. Esto forma parte del régimen Castro-Zelaya, una venganza similar a lo que sucede en Venezuela», aseguró Zelaya. La esposa del general agregó que confía en la imparcialidad del juez para que se haga justicia, tanto para los generales como para la familia de Isy Obed Murillo.
Exigencias de investigación imparcial
Zelaya solicitó investigar a fondo el caso y encontrar al verdadero autor del disparo que causó la muerte de Isy Obed Murillo. “No se puede culpar a personas inocentes por un crimen que no cometieron”, expresó.
Además, manifestó su preocupación por el despliegue de manifestantes progubernamentales en los alrededores de los juzgados. También, cuestionó el origen de los fondos que financian estas movilizaciones.
«Responsabilizo al gobierno si a mi esposo o a nuestra familia les ocurre algo, ya que hemos recibido constantes amenazas», afirmó Zelaya. Seguidamente, solicitó que se valoren pruebas científicas para esclarecer los hechos y determinar responsabilidades de manera justa.
Para concluir, Lícida Zelaya expresó su esperanza de que el proceso judicial se lleve a cabo de manera justa y equilibrada. “Esperamos que este sea un día de libertad. Esta es una expresión de odio y venganza. Justicia debe haber tanto para los oficiales acusados como para el joven Isy Obed Murillo», concluyó.
Contexto
El 5 de julio de 2009, Isy Obed Murillo murió alcanzado por un disparo cuando manifestantes esperaban el retorno al país del expresidente Manuel Zelaya, derrocado una semana antes por un golpe de Estado. Según el Ministerio Público, las Fuerzas Armadas utilizaron fuerza desproporcionada al disparar con armas de alto calibre contra ciudadanos que ejercían su derecho a la protesta pacífica.
Los tres oficiales acusados fueron capturados el pasado 5 de enero y ahora enfrentan un proceso judicial que podría marcar un precedente en la búsqueda de justicia para las víctimas de ese periodo turbulento en la historia de Honduras.
