AFP.– Niños y maestros de una escuela rural del municipio colombiano de Corinto (suroeste) se tiran al suelo, como indica el protocolo de seguridad ante un ataque guerrillero, una amenaza cada vez más latente ante la ofensiva de rebeldes en la zona.
En la simulación dirigida por la Cruz Roja Colombiana, los pequeños reciben indicaciones sobre cómo actuar ante las arremetidas de grupos armados en una de las zonas más conflictivas de la región de Cauca. El departamento está repleto de cultivos de coca, el componente activo de la cocaína.
La indicación es tener «manos cruzadas contra pecho para proteger el corazón, piernas sobre el abdomen y (mantenerse) en posición fetal por si hay explosivos las vibraciones no les generen hemorragias internas», explicó a la AFP una de las profesoras que pide mantener su nombre bajo anonimato por temor a represalias.
El miedo de los maestros y sus alumnos no es infundado. Impactos de bala en las paredes y las puertas dan cuenta de viejos ataques de organizaciones ilegales que siembra terror en esta región.
Epicentro de la guerra
Cauca se convirtió en el epicentro de la guerra entre la fuerza pública y disidentes de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC, marxistas) que no firmaron el acuerdo de paz de 2016, que pretendía poner fin a seis décadas de conflicto armado.
Desde hace años aquí nos preparamos «para cuatro situaciones», complementó la maestra: «posibilidad de incendio, posible enfrentamiento de actores armados, posible avalancha y posible temblor».
Mayoritariamente en esta región operan disidentes del denominado Estado Mayor Central (EMC), una facción de las disidencias de las FARC que se sentó a negociar con el gobierno del presidente, el izquierdista Gustavo Petro, en octubre de 2023. Pero su comandante, alias «Iván Mordisco», se levantó de la mesa en abril.
Diálogos
La mitad del EMC siguió en diálogos con el Ejecutivo de Petro y el otro 50%, aun bajo el mando de Mordisco, puso en marcha un plan para atacar a la población civil, policías y soldados.
En mayo las Fuerzas Militares, que prometieron no permitir que los rebeldes «amedranten» a los colombianos. Por ende, movilizaron unos 6.000 uniformados a la región en una operación que ya deja por lo menos cinco guerrilleros abatidos.
La estatal Defensoría del Pueblo asegura que en Corinto y municipios aledaños también hay presencia de rebeldes del Ejército de Liberación Nacional (ELN). También, del Ejército Popular de Liberación (EPL) -más conocidos como Los Pelusos- y narcotraficantes del Clan del Golfo.
«Yo sé que la docencia no está considerada una carrera de alto riesgo, pero para quienes vivimos en este territorio lo es» agrega la maestra.