Redacción. La Escuela para Ciegos Luis Braille en San pedro Sula enfrenta una alarmante crisis financiera que podría poner en riesgo la continuidad de sus servicios debido al incumplimiento del Programa de Acción Solidaria (Proasol), que desde hace seis meses no transfiere los fondos comprometidos.
Rubén Vásquez, director del centro, denunció este jueves que la falta de recursos económicos ya está afectando la operatividad de los programas destinados a personas con discapacidad visual, entre ellos niños, jóvenes y adultos.
«Tenemos grandes problemas económicos, sobre todo porque Proasol no ha transferido el dinero que corresponde para el manejo de los programas. Ya son seis meses de atraso», explicó Vásquez en una entrevista con un medio local.
La Escuela para Ciegos Luis Braille atiende a más de 350 personas, brindándoles acceso a educación, capacitación y asistencia especializada. Para muchos de sus usuarios, es el único espacio donde pueden desarrollarse de manera integral y acceder a oportunidades de inclusión social.

Lea también: Cerca de centro educativo hallan cuerpo ensabanado en El Progreso
Igualdad
Proasol intentó justificar el retraso argumentando que la institución no ha entregado las liquidaciones correspondientes, afirmó Vásquez, quien desmintió estas declaraciones de forma contundente. «Aquí tengo una auditoría y un finiquito que ella misma me firmó (la directora de Proasol, Olga Lydia Díaz). Por lo tanto, desmiento lo que diga», aseguró.
También cuestionó el trato desigual que, presuntamente, reciben frente a otras organizaciones que manejan fondos públicos. «Nos tienen engañados. Poniendo trabas y más requisitos, todo lo que se les ocurre pedir. Sin embargo, esto no se le pide a otros funcionarios que manejan cheques y fondos públicos», manifestó.
Actualmente, el gobierno adeuda más de 600 mil lempiras a la institución, una cifra que podría forzar el cierre de actividades si no se toman medidas inmediatas. La preocupación también llegó a los padres de familia, quienes temen por el futuro de sus hijos.
Marvin Pacheco, padre de uno de los estudiantes, expresó: «No me gustaría que este centro desapareciera. No sería bueno eso; ellos están aprendiendo para salir adelante y no me gustaría que esto desapareciera», lamentó.

La escuela hizo un llamado urgente a las autoridades para que honren sus compromisos y eviten el colapso de una institución que por décadas ha sido un pilar de apoyo, dignidad e inclusión para las personas con discapacidad visual en el país.