Redacción. En días recientes, la cantante colombiana Shakira volvió a estar en el centro de la polémica, esta vez por un proceso judicial insólito en su contra que captó la atención.
Un hombre de 80 años, David Rashidian, presentó el 30 de marzo una demanda contra la cantante en Miami, acusándola de fraude, incumplimiento de contrato y explotación de persona mayor. Rashidian alegó haber mantenido un romance con la intérprete de Hips Don’t Lie y aseguró tener pruebas de su relación.
El demandante afirmó haber entregado más de 140 mil dólares para financiar un libro biográfico y una gira mundial de 100 conciertos. Además, indicó que la artista lo había llamado “mi marido oficial” y “socio comercial” mediante mensajes en redes sociales. Presentó capturas de pantalla, correos electrónicos y conversaciones en Facebook como evidencia, aunque ninguna mostraba a ambos juntos ni provenía de cuentas verificadas.

¿Qué fin tuvo la demanda?
El abogado de Shakira, José Luis Becerra, explicó ante el juez Daryl E. Trawick que todo apuntaba a un caso de suplantación de identidad. Señaló que las pruebas demostraban que Rashidian había sido engañado por un impostor que se hacía pasar por la cantante. También destacó que la demanda carecía de validez legal, pues nunca se notificó correctamente ni se presentó una citación formal.
Durante la audiencia del 23 de octubre, ni Rashidian ni su abogado asistieron al tribunal. Tras revisar los argumentos de la defensa, el juez desestimó el caso con prejuicio, lo que impide que pueda presentarse nuevamente. Horas antes, el propio demandante había comunicado al tribunal su intención de retirar la demanda.
Aunque el caso generó amplio revuelo mediático, Shakira no ha emitido declaraciones públicas y continúa enfocada en su gira internacional Las Mujeres Ya No Lloran Tour. Su equipo legal solicitó además que se evaluaran los daños a la reputación de la artista debido a la difusión del caso.

Este episodio se suma a otros procesos judiciales que Shakira ha enfrentado a lo largo de su carrera, desde disputas por derechos de autor hasta su caso fiscal en España. Una vez más, la justicia le dio la razón, demostrando que ni la fama ni la edad protegen a nadie de los riesgos de los engaños digitales.

