Redacción. Una preocupante situación de criminalidad ha sacudido el municipio de Manto, en el norte de Olancho, donde al menos 30 cabezas de ganado fueron envenenadas en una finca perteneciente al alcalde municipal, José Luis Chirinos.
El incidente ocurrió en una labranza a la que el ganado bovino se había trasladado debido a la severa sequía que azota la región y limita la disponibilidad de alimento. De acuerdo con reportes preliminares, individuos desconocidos ingresaron a la propiedad y contaminaron el agua destinada para los animales.
Al llegar a realizar sus labores diarias, los trabajadores de la finca encontraron seis reses muertas y varias más agonizando. Durante la inspección del lugar, se localizaron bolsas con residuos del veneno empleado, lo que confirmó la intencionalidad del ataque.
A pesar de que no todo el ganado consumió el agua contaminada, se estima que al menos diez reses más podrían fallecer debido a complicaciones derivadas del envenenamiento. La asistencia veterinaria ha representado un desafío por la lejanía de la finca y la dificultad de transporte.
Motivaciones políticas
José Luis Chirinos, alcalde de Manto, expresó su indignación ante lo sucedido y señaló que este acto de violencia no sólo afecta su patrimonio, también a la comunidad que depende de la ganadería. Además, manifestó sospechas de que el ataque podría tener motivaciones políticas, dado el contexto de las recientes elecciones del 9 de marzo.
El edil enfatizó que su familia no ha tenido conflictos con la comunidad y que siempre han trabajado en beneficio de sus vecinos. Frente a la gravedad del caso, anunció que interpondrá una denuncia formal para que las autoridades inicien una investigación y castiguen a los responsables.
El envenenamiento del ganado ha generado preocupación en la población local, que teme un incremento en los actos de violencia y criminalidad. Los ganaderos han solicitado mayor protección y el fortalecimiento de la seguridad en la zona para evitar que hechos similares se repitan.