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jueves, abril 25, 2024

Enfermera se recupera de Covid-19 y sigue ayudando a infectados

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SAN PEDRO SULA, CORTÉS. La enfermera hondureña, Andrea Urbina, de 29 años de edad, temía no ganar la batalla y ser una víctima más del letal virus que ataca al mundo entero.

La enfermera originaria de La Ceiba, desveló que no ve a su hija hace dos meses, antes de que iniciara la pandemia en Honduras. Pero contribuir a erradicar este virus es su mayor motivación para volver a abrazar a sus seres queridos.

La auxiliar contó que, cuando resultó positivo de Covid-19 solo pensó en que se convertiría en un ángel, en ese ángel que sus pacientes le decían constantemente que era. Además, según reportes de diferentes medios nacionales, Urbina ha infectado a 37 enfermeras.

Recordó que usaba su equipo de protección como todos los días cuando trabajaba en la primera línea, atendiendo a los infectados por el virus. Pero pensó que quizá algo falló cuando se estaba quitando su uniforme.

Urbina se somete a prueba de Covid-19

El 27 de marzo se sometió a una prueba para saber si ella, quien trabaja como enfermera en el hospital de CEMESA en San Pedro Sula, al norte de Honduras, era positivo por el virus, pero no fue hasta tres días después que sintió que el mundo se le desmoronó.

Los síntomas ya comenzaban y ella, quien no tiene familia en la ciudad industrial, solo pensaba en su hija de seis años y las palabras de uno de sus pacientes de la tercera edad que con voz pausada y cansada le dijo “ustedes son ángeles, son quienes nos están sacando adelante”.

Pensó en ese anciano que estuvo conectado a un respirador artificial y que pese a su avanzada edad ella lo vio vencer el virus. Pero en el fondo también tenía miedo.

“Pensé quedarme en el camino”, dijo mientras recordaba esos días en los que permaneció en total aislamiento y soledad, solo escuchando la voz de su pequeña a través de un teléfono.

Abril llegó y Andrea comenzaba sus días de cuarentena en un apartamento ubicado a unos kilómetros de donde trabaja. Los síntomas podían confundirse con los de una gripe, pero en el fondo su organismo luchaba contra algo más fuerte.

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Enfermera: La fiebre fue mayor a 38 grados centígrados

La fiebre fue superior a los 38 grados centígrados, «mientras el dolor de cabeza era tan intenso como si alguien estuviera golpeando una campana gigante frente a mi», contó.

Por varios días también experimentó vómito y dolor abdominal, mientras su cuerpo se sentía cansado, pese a que pasaba todo el día postrada en una cama, solo con la esperanza de recuperarse.

Esos síntomas duraron aproximadamente 10 días, los mismos en los que ella no pudo ni siquiera ser atendida, pues su familia estaba a 191 kilómetros de distancia.

Enfermera regresa al campo de batalla

Urbina no sabe exactamente cómo se contagió, pero lo que sí asegura es que fue en su trabajo, estando en la primera línea durante la batalla contra el Covid-19. Donde volvió el 23 de abril, tras recuperarse totalmente. “Dios me ha dado una segunda oportunidad; todo este tiempo me sirvió para reflexionar”, aseguró.

Regresar al lugar donde se infectó aún le causa temor, pero intenta protegerse aún más para no infectarse nuevamente, especialmente cuando tantas personas necesitan de ese ejército de batas blancas, uno de los más golpeados por el virus.

El Covid-19 ha infectado a 899 hondureños, de los cuales 79 fallecieron y 112 lograron curarse de la enfermedad, una de ellas es Andrea, quien ahora solo pide a los hondureños  tomar todas las medidas de precaución y no estigmatizarlos cuando ellos andan en las calles.


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