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jueves, abril 18, 2024

En Argentina logran unir a madre e hijo separados durante 39 años

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«¿Cómo le respondo a mis hijos si me preguntan de dónde vengo?», pensaba Mario Bravo al comenzar la búsqueda de su identidad, un camino que culminó este martes al abrazar a su madre, Sara, según relató desde la sede en Buenos Aires de Abuelas de Plaza de Mayo.

Bravo es el quinto nieto que encuentra su madre con vida de los 119 que fueron apropiados durante la dictadura militar (1976-1983) y que recuperaron luego su verdadera identidad.

La presidenta de Abuelas, Estela de Carlotto, fue la encargada de presentarlo en la habitual conferencia de prensa que hace la organización después de cada restitución de un nieto.

«Estas cosas no pasan por milagro ni por magia. Las cosas pasan porque un pueblo argentino que en paz, sin violencia, abre caminos que asombran al mundo entero», dijo de Carlotto antes de relatar la historia de Mario Bravo.

Sara, cuyo apellido aún es reservado, trabajaba en 1975 en un hotel de la capital de la norteña provincia de Tucumán, donde vivía junto a sus dos hijas, de tres años y de un año.

«En julio de 1975, al regresar del trabajo por la madrugada, fue interceptada por un auto en la puerta de su vivienda», contó de Carlotto.

Dio a luz en cautiverio, con el rostro cubierto, en una cárcel, entre mayo y junio de 1976. «El bebé le fue arrebatado inmediatamente por un enfermero y Sara jamás lo volvió a ver», contó la presidenta de Abuelas.

Después de dos años de cautivero, la mujer fue liberada y pasaron 30 años hasta que reunió el valor suficiente para acudir a la Secretaría de Derechos Humanos a denunciar lo que había sufrido y buscar a su hijo. Recién en 2004 se contactó con la secretaría de Derechos Humanos de Tucumán y comenzó su búsqueda.

El primer paso fue extraerle sangre para ingresar su archivo en el Banco Nacional de Datos Genéticos (BNDG) en donde se entrecruzan las muestras de las víctimas de la dictadura que buscan a sus hijos o nietos.

«Desde muy chico sospechaba que no era hijo de quienes lo criaron y si bien a él nunca le confirmaron esta duda, personas de su entorno sí conocían su situación», dijo de Carlotto.

Sus dudas crecieron con el tiempo, hasta que en febrero de este año se acercó a Abuelas de Plaza de Mayo.

El resultado de un análisis genético, que obtuvo el 19 de noviembre pasado, confirmó que era hijo de Sara.

«Tengo la suerte de haber encontrado a mi mamá con vida y eso es un milagro, cuando conoces a tu mamá ves pasar una película de tu vida en blanco y negro”, contó Bravo.

Agregó que “cuando te encuentras con tu mamá es emocionante, piensas que también te buscaban, que le faltaste a esa familia durante todos esos años, pero ahora hay que ser positivo, pensar para adelante, lo que pasó es muy feo pero ya está».

De Carlotto explicó que Bravo es el quinto nieto recuperado que logra reencontrarse con su madre biológica, un caso excepcional ya que generalmente los represores mataban a las mujeres después de parir y les robaban a sus hijos para entregarlos en adopciones ilegales.

Para él, ahora queda la tarea de «tomar la posta, como se pueda, humildemente, por otros, porque hay muchos todavía lamentablemente» que no conocen su identidad.

Abuelas sostiene que aún hay unas 400 personas que fueron apropiadas durante la época de la dictadura.

Bravo es el 119 que conoce su verdadero origen debido al trabajo de esta organización de derechos humanos. Ahora sabe que tiene seis hermanos y 16 sobrinos.

«Mucho gasto para Navidad», bromeó hoy tras conocer a su madre.

 

 

Crédito: Univisión noticias

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