Redacción. Los propietarios de Banilisto, una empresa ubicada en la zona norte de Honduras, se vieron obligados a abandonar el país centroamericano a causa de las constantes extorsiones y amenazas que enfrentaban.
Los empresarios, dedicados al procesamiento de frutas y verduras para su venta en grandes supermercados, ahora residen en Estados Unidos luego de huir de la violencia y las amenazas de temidos grupos criminales.
«Fuimos amenazados, sobre todo mi esposa e hijos, que si no pagábamos una cantidad de dinero a grupos delincuenciales, corría peligro la vida de mi amada esposa», dijo Carlos Briones, uno de los propietarios, al afirmar que estaban en pleno proceso de expansión y comenzaban a exportar.
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A pesar de sus esfuerzos por mantener el negocio, era imposible seguir pagando las extorsiones. «El terror que se vive bajo estas amenazas hace muy complicado continuar operando tranquilamente y con la mente enfocada en el crecimiento», externó.
Desempleo
Briones también lamentó que como consecuencia del cierre de la empresa, nueve personas directas quedaron sin empleo, además de afectar aproximadamente cuarenta empleos indirectos relacionados con productores de yuca, banano, plátano y papa. Su empresa procesaba entre 12 y 13 productos de frutas y verduras congeladas.
Frente la creciente presión y el temor por su seguridad, tuvieron que cerrar el negocio de un día para otro. En sólo dos días movieron el equipo a lugares seguros y desmantelaron la empresa, poniendo fin a años de trabajo y sacrificio
«La marca nuestra es Banilisto, que está registrada en Honduras y en Estados Unidos. En diciembre tuvimos que salir huyendo; cerramos el 30 de noviembre porque no pudimos hacer mucho», apuntó.
El propietario afectado aseguró que pagaban hasta 25,000 lempiras a la semana a una de las estructuras delincuenciales de la zona norte, específicamente en el barrio Barandillas de San Pedro Sula, Cortés.
Las personas encargadas de cobrarle se hacían pasar por miembros de la MS-13 (Mara Salvatrucha), lo que incrementaba aún más el miedo y la presión, según Briones. Les mostraban videos en los que habían seguido a su esposa, tanto cuando llevaba a los niños a la escuela como cuando estaba en el negocio.
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«Nos tenían bien identificados y acorralados. A mi esposa la tenían aterrorizada, le dejaban mensajes en los parabrisas del carro», externó.
Hoy, se encuentran en Estados Unidos evaluando sus opciones, ya que el tema del asilo se ha convertido en una posibilidad, pues regresar a Honduras representaría un peligro inminente para sus vidas.
Exportación a Estados Unidos
Su esposa, por su parte, expresó lo doloroso que fue abandonar un sueño que habían construido a lo largo de 11 años. «Creamos un producto innovador que no existía en el mercado y lo hicimos crecer hasta el nivel de exportar a Estados Unidos».
Finalmente, la hondureña dijo que el temor por la vida de su familia los obligó a tomar la difícil decisión de abandonar el país de manera repentina.