En esta nueva edición de esta sección Catracho Ejemplar de Diario TIEMPO, conocimos la historia de una joven hondureña que a su corta edad ya se está dando a conocer en el séptimo arte en Estados Unidos.
Se trata de la joven Elisa Broche, oriunda de Danlí, El Paraíso, aunque vivió la mayor parte de su niñez y adolescencia en la capital de Honduras. Proveniente de una familia reinada únicamente por mujeres o como le llama ella, un «matriarcal».
Su madre cuenta con dos maestrías y un doctorado, además de eso, en su juventud cantó opera en Honduras y desde que Broche era una niña, la impulsó para que se desarrollara en el arte nacional, como teatro y canto, según contó la protagonista de esta historia.
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Tras ese camino de su adolescencia involucrada en el arte, acompañado de la formación académica, al concluir su secundaria vio muchas opciones para preparar su carrera profesional, entre ellas medicina y leyes, pero «ninguna conectaba» con la pasión que lleva dentro.
Al comentar con su familia sobre sus pretensiones por buscar una carrera ligada al arte recibió la frase que muchos artistas hondureños escuchan al inicio «¿De qué vas a vivir?»
«En principio pensé que iba a ser teatro, pero mi abuela me decían que de eso no iba a vivir y me iba a morir de hambre, esto fue en un tiempo donde ni siquiera nos imaginábamos que iba a estudiar afuera. Entonces ya me iba a graduar del colegio y estaba pensando en qué iba a hacer, pensé que iba a estudiar medicina, leyes, pero no conectaba con nada», manifestó.
¿Cómo llegó a Estados Unidos?
Broche dijo que mediante un programa en la web que cuenta con la presencia de universidades de todo el mundo, su consultora universitaria envió su hoja de vida sin costo económico alguno.
«Yo le decía a mi consultora que no tenía la capacidad de pagar una universidad en el exterior», explicó. Broche afirmó que realizó los exámenes requeridos, aunque tuvieran un costo, pero que su perfil la llevó a ser aceptada en 13 universidades.
«Escogí esta universidad de New Haven en Connecticut porque está cerca de New York y ese era mi sueño a mis 16 años. Tome la decisión de ingresar a la carrera de comunicaciones en Relaciones Públicas», explicó.
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Un momento oscuro
Con una media beca en la universidad, durante su segundo año tuvo que enfrentarse a la discriminación, alto costo de vida y hasta pasar semanas en analizar si podría comprar sus alimentos. «Me sentía culpable del esfuerzo de mi familia, estaba enojada con el país entero y sentía mucho odio», reveló.
En medio de la tormenta, junto a sus maestros lograron que una fundación cubriera la mitad de su beca, pero de un momento a otro el ente se quedó sin fondos, dejándole a Broche una deuda de 50 mil dólares.
La joven hondureña labora en distintos ámbitos, siempre ligados al mundo audiovisual ganando solo 16 dólares por hora, únicamente ocho horas semanales, con el fin de sostenerse.
Pero la «garra catracha» no le permitió dejar su carrera incompleta, buscó el apoyo de las principales autoridades de su universidad y actualmente está a menos de un año de culminar su carrera.
Sobre sus proyectos
En su segundo semestre, en una clase llamada «Historia digital» realizó tres proyectos, fotoperiodismo, ciberperiodismo y un podcast. Con el primero se ganó un premio a la mejor foto e historia.
Luego con el segundo proyecto, cambió el destino de la joven hondureña, pues realizó la historia de un hombre que estuvo preso por 20 años, orientada en la discriminación dentro de las cárceles de Estados Unidos. El documental tocó los sentimientos de muchas personas y llevó a Broche a encontrar la pasión que estuvo buscando desde sus 16 años.
La historia generó que Broche se cambiara a la carrera que hoy la ha llevado a ser reconocida en el séptimo arte. Actualmente es la directora de un documental llamado «Unidos por la fe», donde se habla de todas las religiones y creencias existentes, con entrevistados de diferentes nacionalidades.
Además, realizó un trabajo en Danlí con dos señoras que convirtieron su casa en un refugio para animales de la calle.
«Hay una diferencia en tener un sueño y hacer algo para que se convierta en realidad. Uno puede iniciar con su teléfono y con pasos de bebé se va avanzando. Espero abrirle las puestas a muchos jóvenes, que entienda que ello y el arte necesitan apoyo».
Hacia el futuro
«Mi madre me ha enseñado que siempre hay que ayudar a los demás y yo siempre busco que se den a conocer aquellas personas que están haciendo una buena labor», dijo Broche.
Y es que sus trabajos están enfocados en temas humanos. Además, afirmó que sueña con filmar una película propia. Sus metas no solo están en el mundo digital, pues aseguró que le debe «a mi yo de niña» cumplir el sueño de tener una línea de maquillaje.
Aunque todavía no culmina sus estudios, por el profesionalismo y el arte lo lleva en la sangre, no cabe duda que le espera un futuro lleno de éxitos.10
