Redacción. En las principales ciudades del país, comerciantes y transportistas ya evalúan la posibilidad de alteraciones posteriores a las elecciones. Aunque nadie desea conflictos, la experiencia de años anteriores genera cautela en estos sectores que dependen directamente de la estabilidad pública para operar.
Entre los comerciantes, el principal temor es la interrupción temporal de las actividades. Muchos negocios han decidido abastecer inventarios de forma anticipada, mientras otros han reducido horarios esta semana como medida preventiva. Tiendas de barrio, pequeños distribuidores y mercados populares coinciden en que la incertidumbre afecta el flujo normal de consumidores.

El sector transporte también se ha mostrado preocupado. Empresas de autobuses y taxis consideran que cualquier incidente en la vía pública podría afectar su operación, especialmente en zonas donde la circulación depende de rutas estrechas o congestionadas.

Aunque no existen señales concretas de protestas inminentes, ambos sectores se han preparado para posibles escenarios de tensión. La estabilidad tras la elección será clave para garantizar que el sector productivo no enfrente pérdidas adicionales en una economía ya presionada por precios altos y bajo consumo.



