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viernes, mayo 3, 2024

El verdadero responsable de la muerte del abogado Montes

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Israel Romero Puerto

En su discurso del 15 de Septiembre, el presidente Hernández dijo que “los buenos hondureños solo deben decir cosas buenas de Honduras.” Lo lamentable de esa frase es que lo que más ocurre en este país son malas acciones, y como hondureños estamos obligados a decirlas, a comentarlas y criticarlas. Un mutuo colega, abogado, fue asesinado hace pocos días en Tegucigalpa, víctima de la violencia y de la impunidad producto de la corrupción institucionalizada. El victimario es víctima del sistema corrupto, que el abogado Presidente no quiere que mencionemos.

El abogado Eduardo Montes Manzano era apoderado legal de la familia Gutiérrez, en su defensa de las acusaciones criminales del Estado por fraude en el caso de Salud. El abogado no le robó al Estado ni cometió delito alguno al ejercer su profesión como defensor en un caso criminal. Rigoberto Paredes Vélez, identificado como el presunto victimario, a todas luces es una persona perturbada, que en su confusión quiso demostrar el sentir y pensar del hondureño promedio en contra del sistema corrupto del país.

Cabe decir que escogió la víctima equivocada. Paredes no fue capaz de discernir y de encontrar una víctima que mejor encajara en el pro-file de servidor público y corrupto.

Haciendo un análisis sicológico del autor de las pinturas publicadas en los periódicos nacionales, se denota que son obra de una persona altamente perturbada. Figuras fantasmagóricas, surreales, punzantes, calaveras, un joven desnudo con las manos ensangrentadas, y un joven desnudo abandonado a su suerte y encadenado por el sistema. Corolario de este análisis es la realidad que vive el pueblo hondureño, y que Rigoberto Paredes ha pintado con exactitud.

Algunas publicaciones han descrito el relato de la madre de Paredes como desgarrador. Como padres entendemos el dolor de la escritora Annarela Vélez, pero oramos a Jehová que la ayude y que algún día despierte y se una a la lucha contra los corruptos e impunes de este país, y los identifique como los verdaderos asesinos del colega Montes.

Otras publicaciones han descrito a Paredes como sicario. Descartamos ese calificativo después de analizar las escuetas pero contundentes declaraciones que él hizo cuando lo llevaban esposado los policías. Lo que gritó confirma el análisis que hicimos de sus pinturas. Refleja lo que el pueblo hondureño siente y piensa del sistema de corrupción e impunidad imperante, y la frustración de que el Ejército, la Policía, el Ministerio Público y otros se hacen de la vista gorda, posiblemente porque reciben su tajada del producto de la extorsión y de la actividad del crimen organizado.

El cardenal Rodríguez dijo que en Honduras ya solo se respira odio por doquier. Reiteró que “Nuestra Honduras está enferma, está enferma de odio. No podemos seguir así, el odio solo engendra más odio y violencia.” Cuando menciona que ahora los países construyen muros por doquier, solo agregamos que los muros es el último paso para la autodestrucción de los pueblos. China y Alemania derribaron sus murallas cuando estaban a un paso de su autodestrucción.

La evidencia que hay contra Paredes es concluyente. Solo falta el análisis de la sangre para que haya condenatoria. Pero eso no resolverá la situación en Honduras, porque aquí se siguen los pasos a Guatemala.
(Jurista Internacional), PhD israel09r@yahoo.com

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