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miércoles, febrero 5, 2025

El Salvador marca un precedente: la energía nuclear, ¿el futuro de Centroamérica?

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Redacción. El Salvador está a punto de convertirse en el primer país de Centroamérica en apostar por la energía nuclear, tras firmar un acuerdo de cooperación con Estados Unidos el 3 de febrero de 2025.

Durante la visita del secretario de Estado de USA, Marco Rubio, ambos gobiernos sellaron un acuerdo estratégico en energía nuclear civil, marcando el inicio de una nueva etapa para la matriz energética salvadoreña y potencialmente para toda la región centroamericana.

Reactor nuclear
El Salvador piensa en la energía nuclear como una alternativa de generación energética.

¿En qué consiste la iniciativa?

El acuerdo, conocido como Acuerdo de Cooperación Nuclear Civil Estratégica (NCMOU), tiene como objetivo promover la cooperación pacífica en energía nuclear, con un enfoque en la seguridad y la no proliferación de armas nucleares.

Este acuerdo establece las bases para el desarrollo de infraestructura nuclear en El Salvador, tras la solicitud del presidente Nayib Bukele al Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) en 2024, para el uso de energía nuclear y la aprobación en el Congreso de una ley que regula las actividades relacionadas con su generación.

La iniciativa contempla el uso de reactores modulares pequeños (SMR), una tecnología más segura y eficiente en comparación con los reactores tradicionales. Estos reactores presentan menores riesgos de accidentes graves. Además, son más flexibles y pueden adaptarse mejor a las necesidades energéticas del país.

Sin embargo, su implementación en una región sísmica como Centroamérica plantea riesgos adicionales.

Motivaciones políticas y económicas del acuerdo

Las motivaciones de este acuerdo son principalmente políticas y económicas. El Salvador enfrenta desafíos en su sector energético, como la dependencia de combustibles fósiles importados y la volatilidad de los precios internacionales.

La energía nuclear se presenta como una solución para diversificar la matriz energética, reducir la huella de carbono y garantizar la estabilidad del suministro eléctrico a largo plazo.

Desde el punto de vista político, el acuerdo fortalece la relación bilateral con Estados Unidos. Este es un aspecto clave para el gobierno de Bukele, quien ha expresado que esta relación es “la más importante” para El Salvador.

Además, el mandatario mantiene una relación cercana con figuras como Donald Trump, lo que podría influir en la dinámica de cooperación entre ambos países.

El secretario de Estado, Marco Rubio, firmó un memorando de entendimiento sobre cooperación nuclear civil con la ministra de Relaciones Exteriores de El Salvador, Alexandra Hill Tinoco.

Económicamente, la energía nuclear promete reducir los costos operativos a largo plazo, atraer inversiones extranjeras y generar empleos especializados. Además, posicionaría a El Salvador como líder en innovación tecnológica y seguridad energética.

No obstante, los altos costos de la infraestructura nuclear y su viabilidad financiera son tema de debate, ya que el proyecto dependerá en gran medida del apoyo internacional.

¿Tendrá beneficios para la región?

El impacto de esta iniciativa no se limitaría a El Salvador. Según expertos en energía, Honduras y otros países centroamericanos podrían beneficiarse a través de la interconexión eléctrica. De hecho, señalan que permitiría importar energía nuclear a precios competitivos.

Esto fortalecería la seguridad energética en la región y reduciría la dependencia de fuentes más caras o insostenibles.

Kevin Rodríguez, experto en temas energéticos, señaló en exclusiva para Diario Tiempo que “la diversificación de la matriz energética salvadoreña abre la posibilidad de fortalecer la interconexión eléctrica en Centroamérica, beneficiando a Honduras con un acceso más estable y económico a la energía”.

Kevin Rodríguez,
Kevin Rodríguez: «La tecnología nuclear tiene beneficios: es barata, estable y sirve de base, lo que El Salvador busca exportar estratégicamente a Centroamérica».

Rodríguez también sugirió que “el paso natural para Honduras es el gas natural, pero debe hacerse a través de procesos competitivos para garantizar la eficiencia y la transparencia”.

La experiencia de El Salvador en el desarrollo de energía nuclear podría servir como modelo para otros países de la región. Sin embargo, los riesgos compartidos, como un posible accidente, generarían consecuencias en términos ambientales y de salud pública para los países vecinos.

Impactos ambientales y de salud

Aunque la energía nuclear se considera una fuente limpia por su baja emisión de gases de efecto invernadero durante la operación, los riesgos asociados, como la gestión de desechos radiactivos y los posibles accidentes, son una preocupación.

El manejo de desechos radiactivos es uno de los mayores desafíos, ya que estos residuos pueden permanecer durante miles de años.

Además, aunque los reactores modulares pequeños (SMR) tienen mayores estándares de seguridad, el riesgo de accidentes persiste. Esto se evidenció en incidentes pasados como Chernóbil y Fukushima.

Rodríguez explicó que “sí, este es un riesgo por la cercanía entre ambos países, pero hay que tener en cuenta que estos nuevos módulos nucleares son mucho más seguros que los que se utilizaban antes”, minimizando los temores, pero reconociendo la necesidad de medidas estrictas de seguridad.

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El desafío regional: ¿oportunidad o amenaza?

El desafío financiero también es significativo, ya que la energía nuclear podría reducir los costos operativos a largo plazo, pero el elevado costo de la infraestructura podría convertir el proyecto en una carga exclusivamente estatal.

Las condiciones geográficas del país, altamente sísmico y vulnerable a desastres naturales, añaden complejidad al proyecto. La cooperación con Estados Unidos, sin embargo, podría facilitar la viabilidad del proyecto mediante los estudios de viabilidad que ambos gobiernos están realizando.

Además, la creación de una infraestructura regional capaz de soportar la distribución de energía nuclear es esencial.

Actualmente, el Sistema de Interconexión Eléctrica de los Países de América Central (SIEPAC) solo puede manejar 300 megavatios, lo que sería insuficiente para distribuir energía nuclear de manera eficiente.

Esto requeriría inversiones adicionales en infraestructura para poder conectar y distribuir la energía a otros países de la región.

La experiencia de El Salvador en la diversificación de su matriz energética podría servir de modelo para otros países de la región, pero la clave estará en cómo el gobierno gestiona los riesgos y los beneficios de la energía nuclear.

El ingeniero Samuel Rodríguez destacó que “se está estudiando la viabilidad de estas pequeñas centrales nucleares, pero un proyecto de esta magnitud requiere tiempo, análisis y mucha planificación”, reconociendo los desafíos logísticos y regulatorios que implica la implementación de un proyecto de esta envergadura.

Samuel Rodriguez: «El Salvador es un país pequeño y sísmico, lo que pone en alto riesgo un accidente nuclear que afectaría a toda la región»

La cooperación regional, con un enfoque en la seguridad, la sostenibilidad y la planificación a largo plazo, será esencial. Esto determinará si este proyecto representa una oportunidad o una amenaza para Centroamérica.

Capacidad para desarrollar el proyecto

El éxito de este proyecto dependerá de la capacidad del gobierno salvadoreño para gestionar los riesgos de manera responsable. Esto incluye la participación de expertos internacionales y la implementación de regulaciones estrictas en términos de seguridad, salud pública y gestión ambiental.

Además, será fundamental que se logre la cooperación con los países vecinos para garantizar que los beneficios de la energía nuclear no se vean opacados por posibles consecuencias negativas.

El Salvador apuesta por la energía nuclear:
Países con reactores nucleares en el mundo.

La apuesta de El Salvador por la energía nuclear es un paso audaz que podría transformar la matriz energética del país y fortalecer la seguridad energética regional. Sin embargo, el proyecto conlleva riesgos importantes en términos de seguridad, salud pública y sostenibilidad ambiental.

Los expertos llegaron a la conclusión de que, si se gestionan adecuadamente, los beneficios podrían ser significativos. Sin embargo, la región deberá estar preparada para enfrentar los desafíos que conlleva esta nueva fuente de energía.

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