Redacción. Como un enfermo que se aferra a seguir viviendo desde la fría dependencia de un respirador, así se encuentra hoy el Lago de Yojoa. Sus aguas, antes vibrantes y llenas de vida, ahora se asfixian bajo el peso de la contaminación y el abandono humano. Y aunque se han tomado medidas drásticas para “curarlo”, como el retiro de muelles y algunos criaderos de peces, el icónico humedal sigue en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI).
Aun en su agonía, el Lago de Yojoa sigue siendo un espejo de la belleza natural de Honduras con un alto valor ambiental y económico. Si bien se han detectado mejoras en la calidad del agua, las presiones antropogénicas persisten.
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Ernesto Perdomo, representante de una operadora de turismo, explicó a Diario Tiempo que ha visto una mejora notable en la claridad del agua del lago, especialmente después de la remoción de algunas estructuras.
«Desde que retiraron algunas de las peceras ha sido un éxito; el agua ha mejorado bastante, se mira un poco más cristalina», indicó Perdomo.
Aunque reconoce la intención de los muelles de ofrecer una mejor vista y espacio para que los turistas disfruten de la gastronomía local, como el pescado frito o el pollo chuco, señala que en zonas como la CA-5, la actividad culinaria sobre los muelles ha generado contaminación por el vertido de aceite en el agua.

Muelles y basura
Por otra parte, dijo que en el caso de los muelles de Los Naranjos no perjudicaban el ambiente. Sin embargo, comprende la decisión del Gobierno.
«Yo pienso que aquí en la zona de Los Naranjos, esos muelles no perjudicaban en el medio ambiente. O sea, prácticamente se hacían muelles aquí para que la gente pudiera tener una mejor vista del canal», apuntó.
Perdomo también destaca la importancia de la limpieza continua por parte del sector turístico, ya que los visitantes a menudo dejan basura como vasos y botellas vacías.
Delitos ambientales
Pero aún hay mucho trabajo por hacer y el Lago de Yojoa está muy lejos de alcanzar los niveles de pureza ideales, así lo dio a conocer una empleada del Instituto de Conservación Forestal (ICF), quien platicó con Diario Tiempo y solicitó omitir su identidad.
De acuerdo con sus palabras, la vigilancia se ha intensificado para contrarrestar los delitos ambientales. «Es un trabajo que en el tiempo va a tener resultados, no es una acción inmediata. Sin embargo, para tener una certeza total sobre la calidad del agua, se requieren análisis de laboratorio.
La representante del ICF respalda las observaciones de los comunitarios, considerándolas «confiables» y un reflejo de la vida diaria en el lago.
«Al reducir las acciones antropogénicas como las acciones productivas que se tenían, tiene que reducirse la carga de desechos orgánicos, entonces el cuerpo de agua obviamente va a ir mejorando la calidad de agua», externó.
A pesar de que el lago aún se considera «saludable,» la representante del ICF subraya que la restauración completa es un proceso largo. La presencia de aves, mamíferos y especies acuáticas son indicios de que la vida en el ecosistema se mantiene, pero es crucial generar las condiciones óptimas para que esta dinámica se sostenga.

Puntos críticos
La representante del ICF identifica la ganadería y el cambio de uso de suelo como los puntos más críticos, afectando la vegetación circundante.
«La construcción de nuevos restaurantes también ejerce una presión constante sobre el ecosistema», mencionó la entrevistada. Adicionalmente, hizo un llamado urgente a abordar dos problemas:
- Sensibilización y manejo de desechos sólidos: El municipio de Santa Cruz busca darle mayor responsabilidad a sus habitantes en este tema, ya que no existe una cultura establecida para el manejo de la basura, lo cual es considerado un «mal hábito».
- Tráfico de fauna silvestre: Se debe poner un alto a este delito, el cual se ha convertido en un «conflicto social» en la zona. «Son personas que están organizadas en células de tráfico, y que muchas veces, durante los procesos de decomiso, se encuentran bajo los efectos de las drogas», expresó. También, criticó que «están capturando fauna silvestre para sostener un vicio, lo cual no es correcto ni desde el punto de vista social ni moral», apuntó.
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Para combatir esto, hizo un llamado directo a la población para no comprar mascotas en la recta del Lago de Yojoa.
«Cuando tenemos cautivos a los animales, quitamos la oportunidad de tener un ecosistema saludable», lamentó.
La representante del ICF recordó que, aunque el turismo es un alivio económico, también genera una presión externa sobre el ecosistema. Es esencial que tanto los residentes como las autoridades estén preparados para asumir las responsabilidades que conlleva la productividad turística, asegurando un balance entre el desarrollo económico y la conservación.
Eliminación de muelles
En febrero de 2023, los diez restaurantes ubicados en la zona de Taulabé, a la altura de la carretera CA-5, desmantelaron por completo los muelles que formaban parte de sus instalaciones. Las estructuras se habían convertido en un ícono turístico del área.

En marzo de 2024, el ministro de Recursos Naturales y Ambiente de Honduras, Lucky Medina, explicó que la recuperación del lago podría tomar “entre diez y quince años”.
Asimismo, advirtió en declaraciones a EFE que el Lago de Yojoa enfrenta varias amenazas críticas: la sobreexplotación del recurso hídrico debido al cultivo intensivo de tilapia en jaulas flotantes, la contaminación provocada por actividades mineras, la pérdida de cobertura forestal y las prácticas agrícolas inadecuadas.
El embajador de España en Honduras, Diego Nuño García, se refirió a la problemática del Lago de Yojoa, al opinar que la recuperación es un proyecto “magnífico y muy atractivo” y forma parte de las prioridades de la cooperación de España.
“El proyecto encaja dentro de las prioridades de nuestra cooperación de construir espacios respetuosos con el medioambiente y sostenibles”, enfatizó Nuño García.