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jueves, agosto 15, 2024

EL ERROR DE RAMON SABILLON

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Israel Romero Puerto

Cuando O.J. Simpson estuvo acusado de la muerte de su esposa en un largo juicio, finalmente fue encontrado inocente por falta de pruebas. Cuando declaró como testigo, le entregaron un guante negro para que se lo probara. Los fiscales sabían de antemano que el guantecito no iba a quedar bien en su enorme mano. El mensaje fue: “Algún día te vamos a agarrar, y no te vas a escapar.”

Quienes están involucrados en actividades policiales, en el Ministerio Público, o en el bajo mundo, conocen el significado de la expresión “guante negro.” Esa es la razón por la cual el ex-comisionado de Policía Ramón Sabillón dijo recientemente que no le teme a los mareros ni a los narcotraficantes, pero que si le teme al guante negro. El problema radica en que, por lo general, quienes quieren bajarte de la mula no lo hacen en forma directa ni dando la cara. Usan métodos sofisticados y gente de la que te fías inocentemente.

A O.J., después de cinco años de andarlo “bandeando” le pusieron un amigo a que le diera el soplo de que cierta persona tenía en un cuarto de hotel en Las Vegas, su trofeo “Vincent Lombardi” ganado por Simpson como el mejor jugador universitario de futbol americano. O.J. fue a ese hotel, forzó la puerta de la habitación, tomó su trofeo y se largó. Pocos días después fue arrestado y cargado por entrada ilegal y por robo. En un juicio por jurado fue encontrado culpable y sentenciado a prisión. El hombre todavía está preso. Por matar a su mujer no vivio ni un día de cárcel, pero por tomar su propio trofeo, que estaba en posesión de un bróker coleccionista, está sirviendo cárcel. El aviso del guante negro se cumplió.

Cumpliendo con su obligación de policía, Ramón Sabillón capturó seis capos de drogas, que fueron extraditados a los Estados Unidos, y uno a uno van siendo condenados a largos años de cárcel. No se necesita ser un científico de rockets de la NASA, para entender que su obscura y nebulosa destitución se debió a que él estaba capturando a los verdaderos responsables del narcotráfico en Honduras. Otros comisionados de policía han llegado a los sitios que van a allanar, y solo capturan al vigilante que ni siquiera gana el salario mínimo. Los grandes son alertados con suficiente anticipación para que se escondan y se lleven dinero y valores que son fácilmente transportables. El comisionado actual ni siquiera sale de su despacho con aire acondicionado. Bueno, con los calores que hacen estos días, yo haría lo mismo.

El Comisionado Pacheco Tinoco recomienda a Ramón Sabillón no tener miedo, que otros ex-comisionados andan conduciendo sus propios vehículos, y sin guaruras. Esos ex nunca capturaron a un grande, ni él tampoco. Por lo tanto, no tienen razón para tener miedo. En el caso de Sabillón, los del guante negro hasta pudieran estar empotrados en el gobierno. Allí, la cosa esta peluda.

Los que debieran temerle al guante negro son los dos asesinos intelectuales del fiscal Edwin Eguigure. Los tres asesinos materiales (no Kevin) están presos por extorsión de 600 lempiras, aunque en el expediente no hay víctima. Sin víctima no puede haber delito de extorsión. Además, les decomisaron 600 mil.
El error de Sabillón fue haber rechazado el cargo que le ofrecieron en las Naciones Unidas.
Jehová dice: “Su protección desapareció. Pero Dios está con nosotros. No les temas.” (Números 14:9)

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