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sábado, abril 20, 2024

El cáncer acaba con la vida de futbolista hondureño

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HONDURAS – Este domingo se dio a conocer la lamentable noticia del fallecimiento de Luis Diego Jiménez, un jugador que fue parte de las las inferiores del Victoria y que alcanzó a jugar dos partidos en Liga Nacional, perdió la batalla contra el cáncer y pereció esta tarde en la localidad de Comayagua, centro del país.

Jiménez padecía de un cáncer en los huesos y estuvo por mucho tiempo en constante tratamiento para combatir tan dura enfermedad; muy recientemente se trasladó a la capital a someterse a otra quimioterapia con las fuerzas casi desvalidas y con una esperanza lejana.

Su historia impacta. Como pocas en el mundo del fútbol de Honduras, pero desde el lado humano tiene una gran trascendencia sobre todo porque se trataba de un joven con sueños, metas, con deseos de brillar en el balompié nacional, pero el maldito cáncer ya le quitó parte de ello.

«Hasta el 7 de enero estuve interno. Al salir de ese tratamiento, me tocó decidir si amputarme la pierna o realizar una quimioterapia más, pero era demasiado el dolor y solo me lo contenía con medicamentos, era insoportable», siguió.

«Le ganó el cáncer esta batalla a mi hijo», dijo el padre del exjugador lamentando por la irreparable perdida de su amado.

Luis Diego será velado hoy en su natal Lejamaní, donde mañana será sepultado a las 4:00 pm.

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ASÍ PASÓ TODO

El dramatismo del catracho comenzó en el 2014, cuando decidió abandonar La Ceiba para regresar a su natal Comayagua y enrolarse en las filas de uno de los equipos de la Liga de Ascenso, mejor conocida como la segunda división.

Durante un entreno sufrió molestias en su rodilla. Pensaron que eran los meniscos pero desde ese momento su mundo dio un giro total, le detectaron una enfermedad que se llama osteosarcoma, cáncer en el hueso.

Luis Diego Jiménez estaba sometido a un tratamiento de quimioterapias y radioterapias y tenía que ir todos los días a la capital.
“Todos los días viajo al Hospital San Felipe, donde recibo las radioterapias, hay veces que me quedo allá, pero es más cómodo estar viajando, estás en tu casa y con la familia”, aseguró Diego.

“Desde octubre del año pasado llevo 11 quimioterapias y ahorita llevo 21 radioterapias y tengo que terminar las nueve que me faltan”, contó en entrevista.

De la noche a la mañana la vida le cambió a Diego, quien ya no dependió de él mismo, ya que tuvo que andar en su silla de ruedas. “Es tedioso, antes andaba en el parque con los amigos, ahora ya no me puedo levantar por el dolor y si voy es con muletas y tener el pie estirado, ya no es lo mismo”, relató finalmente.

 

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