Redacción. Un hombre de Carolina del Sur (sureste) fue ejecutado ayer viernes por un pelotón de fusilamiento, en la segunda muerte de este tipo en Estados Unidos desde 2010.
Mikal Mahdi, de 42 años, fue ejecutado por el asesinato en 2004 de James Myers, un agente de policía de 56 años que lo encontró escondido en un cobertizo del jardín de su casa. También se declaró culpable de haber asesinado al empleado de una tienda tres días antes.
«La ejecución la realizó un pelotón de fusilamiento de tres personas a las 18H01 horas. Lo declaró muerto un médico a las 18H05 horas» (22H05 GMT), informó el servicio penitenciario del estado en un comunicado.
David Weiss, uno de sus abogados, calificó la ejecución como un «acto atroz, salido de los capítulos más oscuros de la historia».
Según sus letrados, cuando tenía cuatro años su madre huyó de su marido maltratador y lo dejó al cuidado de su padre, un hombre con problemas mentales. «Entre los 14 y los 21 años, Mikal pasó más del 80 % de su vida en prisión y vivió 8.000 horas en régimen de aislamiento», declararon.
Describieron a Mahdi como «profundamente arrepentido y una persona radicalmente diferente del joven confundido, enojado y maltratado que cometió los crímenes capitales».
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Método de ejecución
La ley estatal establece que la silla eléctrica es el método de ejecución predeterminado, pero otorga al condenado la opción de morir por fusilamiento o por inyección letal.
Mahdi optó por el pelotón de fusilamiento, al igual que otro condenado de este estado, Brad Sigmon, el pasado 7 de mazo.
Sus abogados pidieron en vano al gobernador republicano Henry McMaster que le concediera el indulto, algo que nunca ha hecho desde que asumió el cargo en Carolina del Sur.
Doce ejecuciones han tenido lugar en el país en lo que va de año. Ocho por inyección letal y dos por inhalación de nitrógeno, un método controvertido utilizado por primera vez en el mundo por Alabama (sureste) en 2024. También, dos por fusilamiento en Carolina del Sur.
Veintitrés de los cincuenta estados estadounidenses han abolido la pena de muerte. Otros seis estados (Arizona, California, Ohio, Oregón, Pensilvania y Tennessee) observan una moratoria.
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