AFP. Estados Unidos sancionó a una red china por suministrar sustancias a narcotraficantes, como los cárteles mexicanos, para fabricar fentanilo y otras drogas sintéticas, en vísperas de una reunión bilateral de seguridad en México.
En varias inculpaciones en Florida, el Departamento de Justicia ha acusado a ocho empresas con sede en China y a 12 de sus directivos «por delitos relacionados con la producción, distribución e importación de fentanilo, otros opioides sintéticos, metanfetaminas y sus precursores químicos», es decir las sustancias con las que se fabrican, declaró el fiscal general Merrick Garland en rueda de prensa en Washington.
Además la Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC), del departamento del Tesoro, sancionó a 28 personas y compañías. Veinticinco están radicadas en China (incluidos los sancionados por el departamento de Justicia) y tres en Canadá.
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Los carteles de Sinaloa y el de Jalisco Nueva Generación son dos de los destinatarios de las sustancias producidas por los sancionados, entre los que destacan Wang Shucheng y Du Changgen, según el Tesoro.
Washington acusa a Wang de haber ordenado a otros que crearan empresas para usarlas como tapadera en el comercio de productos farmacéuticos a nivel mundial. Y a Du de liderar la red responsable de fabricar y distribuir toneladas de precursores de nitacenos, fentanilo, metafentaminas y éxtasis (Molly o MDMA).
La red también es «fuente de suministro» de narcotraficantes en Estados Unidos, vendedores de la web oscura y blanqueadores de dinero en moneda virtual, asegura Washington.
Por eso Estados Unidos les prohíbe en adelante utilizar su sistema financiero e impide a los estadounidenses realizar transacciones con ellos.
«Todos los eslabones»
El gobierno del presidente Joe Biden se propone «romper todos los eslabones de la cadena mundial del fentanilo«, afirmó Garland, que considera «fundamental» la participación de China en esta tarea.
Garland abordará la crisis provocada por el fentanilo este jueves en México durante el Diálogo de Seguridad de Alto Nivel, al que también asistirán, entre otros, el jefe de la diplomacia estadounidense Antony Blinken y el secretario de Seguridad Interior Alejandro Mayorkas.
Y es que este opioide 50 veces más potente que la heroína causó decenas de miles de muertes en 2022 en Estados Unidos y lastra las relaciones con su vecino, al que los republicanos acusan de no hacer lo suficiente contra los narcotraficantes.
Sobre todo contra el cártel de Sinaloa y el de Jalisco Nueva Generación, a los que Washington acusa de fabricar la mayoría del fentanilo que entra en el país.
Los demócratas reconocen que la cooperación podría mejorar. Pero, aplaude algunas de las iniciativas de México. Esto, como la extradición de Ovidio Guzmán López, uno de los hijos del del narcotraficante mexicano Joaquín «Chapo» Guzmán conocidos como Los Chapitos.
«Él es uno de los más de una docena de líderes de cárteles que hemos acusado y extraditado a Estados Unidos. No será el último», advirtió Garland.
«Las acusaciones de hoy apuntan a la amenaza donde empieza», afirmó por su parte en la misma rueda de prensa la directora de la agencia antidrogas de Estados Unidos (DEA), Anne Milgram.
Es difícil seguir la pista de las sustancias porque los fabricantes las camuflan. Así mismo, utilizan direcciones de remitente falsas, las envían a través de transportistas por aire.
Droga zombi
Además de los precursores del fentanilo, las empresas chinas «fabrican otras drogas sintéticas» que hacen que la amenaza sea «incluso más mortal», aseguró Milgram.
Una de ellas es la xilacina, conocida como tranq o droga zombi. Este analgésico veterinario que se suele mezclar con fentanilo puede pudrir la piel y provocar amputaciones. Es extremadamente peligrosa porque la naloxona no es eficaz contra los efectos de la xilacina.
Otra de las sustancias que preocupan son los nitacenos, que no están aprobados para uso médico en Estados Unidos. Algunos de ellos son mucho más potentes que el fentanilo.
Además de estas sustancias Estados Unidos afirma combatir otras en constante evolución. Porque en su intento por esquivar a las fuerzas de seguridad, los traficantes se esmeran en cambiar las fórmulas. Es lo que Milgram llama los «análogos del fentanilo«.