Redacción. El gobierno de Estados Unidos ha decidido cambiar de manera significativa su enfoque respecto a las elecciones en otros países. A partir de ahora, dejará de emitir comentarios públicos sobre la imparcialidad, integridad o legitimidad de los procesos electorales extranjeros, una práctica que mantuvo durante décadas como parte de su política exterior orientada a la promoción de la democracia.
Esta nueva postura se estableció mediante un memorando firmado por el secretario de Estado, Marco Rubio, quien instruyó que las declaraciones oficiales sobre elecciones en el extranjero se limiten exclusivamente a felicitar al candidato ganador, evitando emitir juicios o valoraciones sobre la calidad democrática del proceso electoral.
El memorando detalla que el Departamento de Estado solo realizará pronunciamientos públicos sobre elecciones extranjeras cuando exista un interés sólido y justificado en la política exterior estadounidense. Este cambio forma parte del nuevo enfoque de la administración, que prioriza la protección de la soberanía nacional, tanto dentro como fuera de Estados Unidos.

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EE. UU.
Históricamente, Estados Unidos se ha posicionado como un observador activo y defensor de procesos democráticos a nivel global, promoviendo elecciones libres y justas. Sin embargo, esta ruptura con esa tradición podría modificar la percepción que otros países tienen sobre el compromiso estadounidense con la democracia. Además, altera las dinámicas diplomáticas en regiones donde Washington solía expresar críticas contundentes sobre elecciones controvertidas o poco transparentes.
Por ahora, debe observar cómo aliados y adversarios reciben este cambio y cómo impacta la política exterior estadounidense en regiones clave donde Washington ha intervenido tradicionalmente para salvaguardar estándares democráticos.

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