Redacción. En una medida sin precedentes, el Gobierno de Estados Unidos ha ampliado su lista de organizaciones terroristas internacionales, incluyendo a ocho grupos criminales latinoamericanos, entre los que se encuentra la Mara Salvatrucha (MS-13).
La decisión, anunciada por el Departamento de Estado, redefine la lucha contra el crimen organizado en la región, otorgando a Washington herramientas más agresivas para perseguir a estas estructuras delictivas.
De acuerdo con el documento firmado por el secretario de Estado de Estados Unidos, Marco Rubio, la designación entrará en vigor este jueves, 20 de febrero, cuando será publicada en el Registro Federal.
Entre las organizaciones designadas como terroristas por Trump figuran:
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Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG)
Fundado en 2010, es una de las organizaciones criminales más poderosas de México. Su líder, Nemesio Oseguera («El Mencho»), está detenido, acusado de contrabando de fentanilo y metanfetaminas.
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Cártel de Sinaloa
Fundado en los 80 por Joaquín «El Chapo» Guzmán e Ismael «El Mayo» Zambada, es conocido por su tráfico de fentanilo, metanfetaminas y otras drogas. Tras la captura de sus líderes, el cártel sigue en guerra interna.
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Tren de Aragua
Nació en 2014 en Venezuela, involucrándose en secuestros, robos, drogas, prostitución, y extorsión, además de la explotación ilegal de oro. En 2023, con unos 5,000 miembros, operaba desde la cárcel de Tocorón, que tenía lujos inusuales.
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Mara Salvatrucha (MS-13)
Creada en Los Ángeles en los años 80, la MS-13 se extendió a Centroamérica, siendo responsable de violencia, extorsión, sicariato y tráfico de drogas. En Estados Unidos se dedica a la venta de narcóticos y extorsión, con muchos de sus miembros encarcelados en El Salvador debido a medidas del gobierno de Bukele.
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Cárteles Unidos
Opera en Michoacán, donde utiliza minas antipersonas en su lucha contra el CJNG. Se dedica al tráfico de metanfetaminas y heroína.
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La Nueva Familia Michoacana
Surgió tras la muerte de su fundador en 2014, reorganizándose como la Nueva Familia Michoacana. Opera principalmente en Michoacán, Morelos, Guerrero y Estado de México, traficando metanfetaminas y fentanilo.
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Cártel del Golfo
Fue uno de los cárteles más temidos, pero actualmente está dividido. Su líder, Osiel Cárdenas, fue deportado a México. El cártel sigue controlando zonas fronterizas, dedicándose al tráfico de migrantes y drogas.
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Cártel del Noreste
Sucesor de Los Zetas, está compuesto por antiguos militares de élite. Domina la frontera de Nuevo Laredo, en Tamaulipas, siendo clave para el comercio entre México y Estados Unidos.
Ampliación de lista de terroristas
De acuerdo con varios sectores, esta clasificación permitirá a Estados Unidos congelar activos, restringir movimientos y sancionar a cualquier persona o entidad que colabore con estos grupos, aplicando el mismo rigor con el que combate a grupos extremistas internacionales.
Pero más allá del impacto financiero, la gran pregunta es cómo esta decisión afectará a los países donde estos grupos operan, especialmente en Centroamérica.
El criminólogo Gustavo Sánchez afirmó en una entrevista exclusiva para Diario Tiempo que esta designación no debe «sorprender a nadie», ya que Estados Unidos lleva años estudiando y analizando los grupos terroristas a nivel mundial.
“La Central de Inteligencia de Estados Unidos, con la FBI, tiene presencia a nivel global y ha recabado información suficiente sobre estas bandas. Si dicen que son terroristas, es porque tienen pruebas. Las pandillas son organizaciones criminales que operan con el mismo nivel de violencia y organización que cualquier grupo terrorista”, afirmó.
Bandas terroristas
Sánchez agregó que, desde su perspectiva, no hay diferencia significativa entre estas pandillas y otros grupos terroristas reconocidos a nivel global. “Cuando estas bandas incendian buses, secuestran, asesinan y extorsionan a la población, eso es terrorismo”, enfatizó.
Sánchez aclaró que, aunque la designación podría facilitar la cooperación internacional, es crucial abordar las raíces sociales y estructurales que alimentan la violencia en el país.
«Lo que debe hacer el gobierno de Honduras es apoyar la iniciativa que ha planteado las autoridades de Estados Unidos», afirmó Sánchez.
El caso de Honduras: entre el miedo y la incertidumbre
En Honduras, donde la MS-13 ha ejercido un fuerte control territorial en varias ciudades, la decisión de Trump de catalogar esta asociación criminal como un grupo terrorista ha generado reacciones divididas.
Migdonia Ayestas, directora del Observatorio de la Violencia de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH), expresó que las decisiones de Trump vendrían a mejorar un proceso de socialización de normativas que permita a Estados Unidos establecer un orden en la región, incluyendo a Honduras
«Lo que busca es América para los americanos, en primer lugar, y América somos todos», destacando que, al designar a grupos criminales como terroristas, se intenta poner un orden en la región.
Ayestas destacó que las maras y pandillas como la MS-13 y 18, entre otras, han estado operando de manera silenciosa en la región, pero ahora se están tomando acciones para frenar su impacto, tanto en Honduras como en Estados Unidos.
Esto implica un trabajo conjunto con los gobiernos para evitar que estos grupos criminales sigan cruzando fronteras y afectando la seguridad en ambos países.
Miedo en Honduras
Varias organizaciones y sectores que defienden los derechos humanos en Honduras han expresado su preocupación de que, al sentirse acorraladas, las pandillas intensifiquen su violencia contra la población y las fuerzas de seguridad tras la decisión de Trump de designar a los integrantes de estos grupos como terroristas.
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En los últimos años, Honduras ha intentado contener a las pandillas mediante medidas como operativos masivos, estados de excepción y la militarización de la seguridad. No obstante, la extorsión, los asesinatos por encargo y el reclutamiento forzado continúan siendo una realidad cotidiana en muchas comunidades.
Una nueva guerra en el horizonte
Expertos en seguridad advierten que esta decisión podría marcar el inicio de una nueva fase en la guerra contra el crimen organizado. ¿Serán estos grupos más vulnerables o responderán con mayor violencia?
“Los cárteles y las pandillas han demostrado una capacidad impresionante para adaptarse”, explicó un analista en un medio internacional. “Si Estados Unidos los trata como grupos terroristas, podrían cambiar su forma de operar, fragmentarse o incluso aliarse con otras redes criminales”, agregó el experto en temas del crimen organizado.
Además, algunos críticos advierten que sin una estrategia complementaria de desarrollo social y prevención, esta guerra solo provocará más desplazamiento y más víctimas en la región.
Las calles de ciudades como Tegucigalpa, San Salvador y Ciudad de Guatemala, entre otras, ya reflejan el peso de la incertidumbre.
En América Latina, crece la preocupación sobre si esta nueva estrategia realmente traerá la paz prometida o si, por el contrario, solo intensificará la violencia de los grupos ahora clasificados como terroristas.