Redacción. El joven Kevin Dubón, asesinado el pasado lunes 21 de abril en un yónker de San Pedro Sula, no solo era un esforzado emprendedor, sino un hondureño apasionado por los autos, la adrenalina y la velocidad.
De acuerdo con amigos y familiares, la vida de Kevin giraba alrededor de los motores, los yónkers y los autos modificados, una pasión que lo acompañó desde su adolescencia y que se convirtió en su forma de vida.
Dueño del Yónker conocido como «El Suave», ubicado en la 13 calle y 6 avenidas del barrio Medina, Kevin se había ganado el respeto de colegas y clientes por su conocimiento del mundo automotriz. Pero más allá del negocio, lo que lo movía era el amor por los autos y la emoción de la velocidad.
Incluso en sus redes sociales publicaba imágenes de varios carros modificados, motos acuáticas y momentos vividos entre acelerones, humo de llantas y la adrenalina experimentada en las aguas de la costa norte.
Tristeza en redes sociales
Quienes lo conocieron lo recuerdan como alguien extrovertido, amable y enfocado. “Era loco por los carros, le encantaba meter mano a los motores y salir a correr con sus amigos”, cuenta uno de sus supuestos amigos en redes sociales.
Asimismo, esta persona destacó que el entusiasmo de Kevin era contagioso, y que sus consejos siempre eran bien recibidos por quienes tenían el privilegio de compartir con él.
Su muerte ha causado consternación en la comunidad, especialmente entre quienes compartían su mundo de adrenalina y velocidad.
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Aunque las autoridades continúan investigando el crimen, su círculo cercano lamenta profundamente la pérdida de un joven que vivía intensamente, que convirtió su pasión en su sustento, y que dejó una huella entre quienes vibraban junto a él con cada motor encendido.
Hoy, Kevin Dubón es recordado por sus familiares, amigos y socios de negocios como un alma joven que vivió rápido, pero con propósito. De hecho, dedicó su vida a lo que más amaba: estar entre autos, motores y adrenalina.