27.6 C
San Pedro Sula
viernes, mayo 3, 2024

Drama humano

Debes leer

La liquidación forzosa de Banco Continental, S. A. por parte del gobierno de Honduras, en obediencia a la acusación del Departamento del Tesoro de Estados Unidos de América relacionada con el supuesto delito de lavado de activos, ha puesto en escena un drama humano nacional sin precedente en la historia de Honduras.

La desesperación e incertidumbre que embarga por entero a la nación hondureña, de la que más de 100 mil ahorrantes, centenas de empresas grandes, medianas y pequeñas y cerca de 50 mil empleados directos e indirectos constituye el núcleo, da testimonio de esta tragedia que pudo ser evitada mediante el justo  procedimiento de la liquidación voluntaria de esta institución financiera.

Las declaraciones oficiales —incluyendo al COHEP y la AHIBA— en el sentido de que éste “es un hecho aislado” y llamando “a la sociedad hondureña a mantener la calma”, resbalan en la mente y el espíritu colectivo ante el efecto arrasador de la paralización económica y el sentimiento racionalizado de que el país ha perdido el rumbo.

La gente de la calle, la que transita a pie, con la intuición característica del ser humano en peligro que le activa el instinto de supervivencia, se identifica a profundidad con repudio al atropello, pero sobre todo ante el daño —inmenso e irrecuperable— que se le hace a Honduras. Es, por cierto, uno de los momentos extraordinarios en que se produce —y se palpa materialmente— la encarnación del pueblo como tal, en este caso cara a cara con su destino.

Posiblemente el liderazgo político y social —si es que existe en suficiente dimensión— todavía no ha metabolizado el impacto de esta medida de connotación colonial, que, por lo mismo, le embota la capacidad para el análisis objetivo, independiente y patriótico. Como casi siempre entre nosotros, la historia va en tren y la responsabilidad política va en carreta de bueyes.

A eso contribuye la apelación a la calma, al masaje —que no mensaje— informativo, a la velada amenaza de perseguir “a quienes intenten desestabilizar el sistema”. Una contradicción frente a la realidad de los hechos, que el ciudadano presidente maximiza al declarar: “Ha llegado el momento de poner un alto la perversidad y querer destruir el sistema financiero hondureño, siendo uno de los más sólidos”.

Y agrega: “En este sentido, la autoridad tiene que proceder a proteger el sistema”. Mientras tanto, la alarma colectiva —quiérase o no— se ha apoderado del cuerpo nacional, consciente de que esta afrentosa ofensiva contra el Grupo Continental y el liderazgo empresarial Rosenthal no es —ni puede ser— “un hecho aislado”. No puede serlo porque afecta profundamente a la familia hondureña, casi como una tentativa de tiro de gracia, precisamente “para desestabilizar el sistema”.

Pero todavía más: para dejar inerme el numen emprendedor del auténtico desarrollo humano, democrático, económico y social en nuestro país, y condenar a la destrucción definitiva del ya empobrecido y desmoralizado pueblo hondureño.

Estás a un paso de recibir nuestro PDF Gratis

Última Hora

Hoy en Cronómetro

error: Contenido Protegido