Redacción. Un hombre, una misión y la fe como motor para transformar vidas, así es la historia de Don Alex Osman Ventura, un hondureño que, tras haber superado su propia lucha contra el alcoholismo, ha dedicado varios años de su vida a ayudar a otros jóvenes a encontrar el camino hacia la restauración y la paz interior.
En esta edición de Catracho Ejemplar, Diario Tiempo habló con Don Alex, quien nos compartió su historia, los desafíos que ha enfrentado y su mensaje de esperanza.
El llamado de Dios
Desde Villanueva, Cortés, específicamente en la colonia Independencia, Don Alex lidera un proyecto de rehabilitación que ha cambiado la vida de cientos de jóvenes. Pero su historia no comienza en este refugio; en realidad, su camino hacia la ayuda a los demás está marcado por una batalla personal con el alcoholismo.
“Hace 21 años aproximadamente se van a cumplir por estas fechas que yo estaba atado en el alcoholismo. No era un simple alcohólico, andaba en las calles como un pachanguero”, comentó.
El hondureño reveló que el vicio lo llevó a perder un familiar e incluso su trabajo como docente de primaria y secundaria. Sin embargo, narró que Dios cambió su vida, lo sanó y le devolvió todo lo que un día perdió.
Es así como en 2017 asegura que tras un llamado divino tuvo la iniciativa de crear el «Ministerio de Restauración Amor de Dios«, un lugar donde los jóvenes pueden encontrar un refugio sin costo alguno y ser restaurados tanto física como espiritualmente.
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Las primeras ayudas
Don Alex comentó que durante el 2017, como primeras acciones, salió a las calles en busca de hombres perdidos en las drogas y el alcohol para llevarles alimento y hablarles de la palabra de Dios dos veces a la semana.
Sin embargo, todo cambió el 2 de febrero de 2018 cuando inauguró un refugio y envió un bus a buscar y recoger a un máximo de 30 hombres y jóvenes hundidos en el alcohol y drogas, pero de esos asegura que solo uno se quedó.
No obstante, revela que actualmente el hogar atiende a 47 internos, e incluso ocho jóvenes se encuentran en lista de espera. “Hoy no necesitamos buscarlos. Ellos vienen por su propia voluntad”, dijo.
Según detalló Don Alex, inicialmente albergaban jóvenes de la edad de 18 años, pero debido a su escasa relación con los adultos, se propusieron aceptar únicamente de 23 a 24 años en adelante.
Comentó que la mayoría de los refugiados son atendidos por sus problemas con las drogas y como parte del proceso de sanación, el hogar les ofrece la terapia ocupacional y el crecimiento espiritual.
“El señor nos permite tener tres cultos diarios, uno a las 7 de la mañana, el segundo a las 3 de la tarde y el tercero a las 7 de la noche y los lunes y viernes hacemos cadenas de oración (…). También hacemos labor social, esa es la parte de la inserción social. Eso les permite que la sociedad los acepte una vez más”, explicó.
El apoyo de Dios y de las personas
Entre otros puntos, Don Alex comentó que como parte del proyecto renta seis solares, tres pegues de agua y tres pegues de luz y aunque no recibe ayuda del gobierno u alguna empresa privada, “el señor se encarga de suplir todas nuestras necesidades”.
“No recibimos ayuda municipal ni del gobierno. La única institución que se proyecta mes a mes con nosotros es Sepudo, luego, para lo demás, el señor toca corazones”, agregó.
No obstante, resaltó además que muchos de sus exalumnos y padres de familia, empresarios de la zona y amigos también aportan su grano de arena, pero reitera que “es el señor tocando corazones”.
Actualmente, previo a las fiestas navideñas comentó que ya comenzó a recolectar la ropa para sus muchachos y gracias a varias personas de buen corazón ha logrado recolectar 17 pares de zapatos y 14 mudadas para los internos.
Dios es el único camino
Para Don Alex, su proyecto significa un gran logro, además revela que su mayor satisfacción es la restauración de cada uno de los hombres que ha podido ayudar.
“He visto a muchos de ellos convertirse en pastores, que tienen sus empresas. Hombres que están fuera del país y esa es una gran satisfacción. Esa es la alegría en mi corazón y yo no me imagino la satisfacción que tiene el señor al ver a estos hombres restaurados”, comentó emocionado.
El testimonio de los jóvenes que han pasado por el hogar es una prueba viviente de que el cambio es posible, siempre y cuando haya fe y un entorno adecuado para crecer.
En ese sentido, Don Alex hizo un llamado a todos aquellos jóvenes que se encuentran bajo las “garras” del alcohol y las drogas, asegurándoles que la mejor solución a la desesperación y la ansiedad es Cristo Jesús.
“Para el alcoholismo, la droga, la farmacodependencia, no hay medicina, la única medicina es Cristo Jesús. La solución está en la búsqueda del reino de los cielos”, dijo.
El proyecto de Don Alex es un ejemplo de que, con fe, determinación y amor al prójimo, se pueden transformar vidas. Cada joven que llega al hogar es una prueba de que el camino hacia la restauración está al alcance de todos, y que, cuando se les da una oportunidad, pueden encontrar una nueva vida.