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domingo, abril 27, 2025

El doctor Víctor Paz deja un legado eterno de servicio y amor en Hospital María

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Redacción. Como un médico lleno de amor, compromiso, amistad y, sobre todo, un ser humano inigualable recuerdan al doctor Víctor Paz en el Hospital de Especialidades Pediátricas María, donde salvó la vida de muchos niños con afecciones cardiacas.

Paz perdió la vida tras un aparatoso accidente de tránsito el pasado lunes 21 de abril a la altura de El Chimbo, en la carretera que conduce a Santa Lucía y Valle de Ángeles, Francisco Morazán.

Su pérdida física ha dejado un vacío enorme en los corazones de su familia, pero también en su lugar de trabajo, en el que médicos, enfermeras y personal de servicio honran su memoria de la mejor manera.

Víctor Alexander Paz, el ‘doctor corazón’, salvó cientos de vidas con sus manos en el Hospital María.

A través de este espacio, Diario Tiempo se une también a las muestras de homenaje a la memoria del doctor Paz, el cardiólogo que por años fue un ángel y héroe de bata blanca para los niños en Honduras.

Lea además: ¿De que murió el cardiólogo Víctor Paz? Esto dicen Medicina Forense y sus familiares 

Una carrera inigualable 

Una fuente del Hospital María detalló a Diario Tiempo que el galeno ingresó al centro asistencial el 1 de diciembre de 2015, por lo que llevaba 9 años y 4 meses de servicio a los infantes.

Durante este tiempo fungió como cirujano cardiovascular pediátrico y jefe del área. También fue el encargado de conformar todo lo necesario para que este servicio se pudiera abrir en el hospital. Gracias a ello, realizó más de 1,500 cirugías.

Víctor Paz no era el único cirujano cardiovascular pediátrico en Honduras, ya que en los últimos años otros galenos se han especializado en el área y han regresado al país, aunque el número sigue siendo bastante bajo.

Cirujano Víctor Paz
Dios otorgó a Víctor Paz un don único, y con sus manos transformó vidas.

Cuando él culminó sus estudios de especialidad, sí lo era, por lo que con sus conocimientos se conformó el servicio en el Hospital María.

«Antes de que el doctor Paz regresara al país, las cirugías cardiovasculares se realizaban únicamente si había brigadas; con suerte, se recibían 3 o 4 brigadas al año. Los niños que nacían con malformaciones congénitas tenían que esperar, a ver si resistían, una brigada y tener la suerte de ser operados en una de ellas», indicó la fuente.

Fue hasta el 2016 que se comenzó en el Hospital María a operar niños con este padecimiento, sin importar si tenían horas de nacidos o eran menores de 18 años. Todos estos procedimientos fueron realizados por el doctor Paz, incluso durante la etapa más crítica del covid-19.

Atención, amor y cercanía a sus pacientes

El doctor Paz se caracterizaba por un trato humano, lleno de amor y ternura hacia los pacientes que atendía. Gracias a ello, se ganó el cariño, admiración y respeto de miles de padres de familia, quienes hoy lo recuerdan con agradecimiento.

«El amor que les entregaba iba mucho más allá de las consultas y revisiones. Siempre estaba presente, pendiente de cada pacientito y de su familia. Hablaba con los padres con paciencia y claridad, explicándoles cada paso del plan quirúrgico, incluso el mismo día de la operación. Su cercanía y dedicación brindaban consuelo en los momentos más difíciles», detallaron.

Foto de la visita del doctor Aldo Castañeda, cirujano vascular de Guatemala, quien también ya goza de la presencia del Señor.

Por su parte, sus compañeros de labores lo recuerdan como el médico apasionado por su vocación, un hombre incansable, atento y minucioso con cada detalle, además de su firmeza ante cualquier desafío. Destacó por ser un médico dispuesto a hacer lo que fuera necesario para asegurar el bienestar de cada uno de sus pacientes.

«Su elocuencia, su calidez al hablar y su trato humano convertían cada encuentro en un momento de consuelo y esperanza. Era cercano, empático, perfeccionista y profundamente comprometido con cada vida que pasaba por sus manos«, agregaron.

Una pérdida irreparable 

Para el Hospital María, el fallecimiento del doctor Víctor Paz es una pérdida irreparable, ya que deja un vacío enorme tanto en el ámbito profesional como en el personal.

«La partida del Dr. Víctor representa una pérdida irreparable para el hospital, para el país y, profundamente, para quienes tuvimos el privilegio de trabajar a su lado. Su ausencia deja un vacío inmenso en un programa que salvaba vidas de forma continua y que hoy se ve obligado a enfrentar un duro retroceso», resaltaron.

No obstante, su legado de altísima vocación, compromiso con el ser humano, la niñez hondureña e inusual don de gente, inspira a todos en el centro asistencial a seguir adelante y honrarlo para toda la eternidad.

Legado doctor Paz Hospital María
El doctor Paz, sin duda, se ganó el amor de muchos niños, familiares y compañeros de trabajo.

«Fue un médico que no conocía límites cuando se trataba de salvar una vida, que no medía horarios ni esfuerzos, y que puso su profesionalismo al servicio del país con amor y entrega total».

«Nos deja una huella imborrable y un deber moral: continuar el trabajo maravilloso que él inició, apoyándonos en quienes aún creen en esta causa, hasta que logremos encontrar la fuerza y los recursos necesarios para seguir salvando corazones«, prosiguieron.

Un alma libre

Más allá de ser el «doctor del corazón», Víctor Paz era un ser humano lleno de vida y calidez. Entre sus hobbies personales estaban viajar, compartir asados con sus amigos, ver o jugar partidos de basketball y, sobre todo, pasar tiempo con su amada familia.

«Su vida estaba profundamente guiada por su fe en Dios, la misma fe que lo sostenía en cada cirugía, en cada momento difícil, y que transmitía con su serenidad y fortaleza. Esa combinación de alegría, compromiso y espiritualidad lo hizo inolvidable para todos los que lo conocimos», resaltaron.

Legado doctor Paz Hospital María
El vacío por la muerte del doctor es irremediable, pero su legado permanecerá vivo para la eternidad.

La fuente destacó que «el doctor Víctor deja un legado invaluable para el hospital y para Honduras. Su compromiso, fe y entrega dieron vida a un programa único que salvó cientos de corazones infantiles. Su partida es un duro golpe, pero también una llamada a continuar su obra con la misma pasión con la que él vivió: sirviendo con amor, excelencia y esperanza».

Los restos mortales del galeno descansan en los Jardines de Paz Suyapa, muy cerca del Hospital María en Tegucigalpa, el recinto donde dejó una huella imborrable.

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