TEGUCIGALPA, HONDURAS. La campaña que inició un doctor hondureño para darle alegría a un niño herido rindió frutos antes de lo esperado, abriendo la posibilidad para que corazones generosos sean aún más solidarios con él.
«¡Lo logramos!», exclamó Gerardo Panameño luego de que consiguió dinero suficiente para comprarle una consola Nintendo Switch al menor Ángel, un «cipote» apasionado de los videojuegos que sufrió un accidente y su muñeca quedó inmóvil.
El pacientito sufrió el impacto de una varilla de metal a la altura de su axila. Necesita una cirugía -que se hará el lunes- para recobrar, con la ayuda de terapia, la función completa de su muñeca.
Empero, ahora aguardará el procedimiento con una sensación de esperanza. Sabe que existen personas nobles como su médico, que se esforzó para que él ahora se deleite con los videojuegos y olvide el trago amargo que vivió.
Ángel cambiará las maquinitas de la pulpe de su barrio, donde solía jugar, por la Switch, que es edición especial de Mario Bros, porque él así lo escogió.
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La obra continúa
Pero la consola no fue todo. Panameño reveló que seguirá recibiendo donaciones con el propósito de destinarlas a la compra de juegos de segunda mano para que el menor arme su colección.
El doctor acotó que, quien así lo desee, puede colaborar con juegos que ya no utilice o algún accesorio. Además, está la posibilidad de apoyar al niño Ángel con ropa, comida u otro tipo de donación.
«Gracias por ayudarme a hacer feliz a alguien que se lo merece. Dios los bendiga», concluyó Panameño.
Si usted desea aportar a la causa, lo puede hacer a cualquiera de las siguientes cuentas, a nombre de José Gerardo Panameño Andara.
- BAC: 744472511
- Atlántida: 14720425223
Vínculo gamer
El galeno conoció a Ángel en la sala de nutrición del Hospital Escuela. Allí, durante el tiempo de atención, se divirtieron con Age of Calamity, un videojuego que pertenece a la serie de La Leyenda de Zelda.
Panameño expuso que el pequeño estuvo «encantado» jugando, pues, pese a la lesión nerviosa que aqueja, sí tiene movilidad completa en sus dedos y el resto del brazo.
Fue entre ese regocijo al ritmo de los juegos que el doctor decidió prometer que conseguiría a Ángel una consola antes de darle de alta. Cumplió y con creces.
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