Redacción. Los problemas estomacales pueden presentarse en cualquier momento y por diversas razones, desde indigestiones leves hasta infecciones graves. Entre estas afecciones, la diverticulitis se destaca por causar dolor intenso y síntomas molestos que pueden requerir atención médica.
La diverticulitis ocurre cuando pequeñas bolsas o protuberancias en el colon, llamadas divertículos, se inflaman e infectan. Esta afección es una complicación de la diverticulosis, que se caracteriza por la formación de estas bolsas sin síntomas aparentes. Aunque la causa exacta no se conoce del todo, factores como una dieta baja en fibra, el sedentarismo, el consumo excesivo de carne roja y cambios en la microbiota intestinal pueden influir en su desarrollo.
Cualquier persona puede desarrollar diverticulitis, pero el riesgo es mayor en aquellos con sobrepeso, fumadores, personas de edad avanzada o quienes consumen esteroides, opioides o antiinflamatorios como ibuprofeno y naproxeno.
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Síntomas principales
Los pacientes con diverticulitis pueden experimentar:
- Dolor en la parte baja del abdomen
- Náuseas y vómitos
- Fiebre
- Cambios en los hábitos intestinales
Tratamiento según la gravedad del cuadro
La forma en que se maneja la diverticulitis depende de su gravedad y si presenta complicaciones.
Diverticulitis no complicada
Cuando el diagnóstico no indica complicaciones graves, el tratamiento suele incluir:
- Dieta líquida: Permite que el colon descanse y se recupere. Se recomienda consumir caldos, sopas claras, jugos, agua, gelatina y bebidas deportivas. Gradualmente, se reintroducen alimentos bajos en fibra como arroz blanco, pan refinado, huevos y pescado.
- Analgésicos: El acetaminofén (Tylenol) es la mejor opción, ya que los antiinflamatorios no esteroideos pueden irritar el estómago.
- Antibióticos orales (en casos seleccionados): Aunque anteriormente eran el tratamiento principal, las guías recientes sugieren que no siempre son necesarios. Sin embargo, pueden ser recetados a pacientes inmunodeprimidos o médicamente frágiles.
- Terapias alternativas: Algunas opciones incluyen el olmo resbaladizo, la uña de gato y la acupuntura, aunque su eficacia no está respaldada por suficientes estudios científicos.
Diverticulitis complicada
Si la afección presenta complicaciones como perforación, abscesos, obstrucción intestinal o fístulas, el tratamiento es más agresivo:
- Antibióticos intravenosos: En casos graves, se requiere hospitalización para administrar antibacterianos directamente al torrente sanguíneo.
- Cirugía: Se considera cuando la infección avanza o si hay obstrucciones. Existen dos procedimientos principales:
- Resección intestinal primaria: Se extirpa la parte afectada del colon y se conectan las secciones sanas.
- Resección con colostomía: Se crea una apertura en la pared abdominal para la eliminación de desechos, aunque en muchos casos esta solución es temporal.
- Drenaje de abscesos: Si se forma una acumulación de pus, puede ser necesario extraerla mediante un procedimiento con aguja o cirugía.
Prevención y seguimiento
Para reducir el riesgo de desarrollar diverticulitis, es recomendable:
- Mantener una dieta rica en fibra
- Hacer ejercicio regularmente
- Evitar el consumo excesivo de carne roja
- Mantenerse bien hidratado
Si la enfermedad es recurrente y afecta la calidad de vida, podría considerarse una cirugía electiva para prevenir futuros episodios.
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