SAN PEDRO SULA. La mañana de este martes el rubro del transporte sufrió un nuevo atentado criminal. Esto, luego que facinerosos dispararan contra un autobús de la empresa Impala, el cual iba lleno de pasajeros.
El lamentable hecho se registró exactamente entre la 11 y 12 calle, 2 avenida del Barrio Barandillas de esta ciudad, al norte de Honduras.
Información preliminar indica que la unidad de transporte público iba cerca del supermercado Junior, cuando de repente, sujetos fuertemente armados que iban en un vehículo tipo turismo color azul los interceptaron. Fue entonces cuando uno de ellos sacó su arma, hizo un disparo para detener el autobús. Y luego procedieron a bajar a los pasajeros, el motorista, el ayudante y dispusieron a quemar el bus.
Se supo que los sujetos portaban armas AK-47 y fusiles R-15, quienes tras lograr su cometido se dieron a la fuga hasta ahora con rumbo desconocido. Luego de lo acontecido, el Cuerpo de Bomberos fue alertado del suceso. Por lo que de inmediato se desplazaron hasta el lugar, pero la unidad estaba ya prácticamente calcinada. Así como la pertenencias de los ocupantes.
Los usuarios del transporte exigieron a las autoridades mayor seguridad, ya que no soportan el nivel de delincuencia que impera en este rubro, de momento la Policía sospecha que dicho ataque se debe al conocido «impuesto de guerra».
SÉPALO
Los miembros de la “Mara Salvatrucha” (MS-13), son los que se dedican al cobro de ese mal llamado impuesto. En diferentes terminales de buses y taxis se aprecian cicatrices en el cuello. Así como de la mandíbula y los brazos, un recuerdo imborrable que diferencia a los dueños y ocupantes de buses. Quienes esperan una antorcha humana que les permita tener seguridad y por ende salvar sus vidas.
Empresas de este rubro no pueden ignorar las exigencias de las pandillas que están a la orden del día. Esto es una suerte de peaje que los antisociales solicitan a los conductores que se aventuran en sus territorios vigilados.
Los pandilleros en busca que los transportistas les cumplan su exigencia sobre ese incremento, han iniciado una serie de homicidios de taxistas y conductores de autobuses. Otra medida de presión son los constantes asaltos y robos de las unidades, las cuales son utilizadas para cometer algún tipo de fechoría y luego son abandonadas. Pero totalmente destruidas.
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